Roberto Santiago 14 junio, 2023 | Hace 2 años
En el año 2005, la carrera policial de Genaro García Luna crecía como espuma. Dirigía la Agencia Federal de Investigación y su nombre sonaba para encabezar la Secretaría de Seguridad Pública si el Partido Acción Nacional seguía en el poder para 2006. Ese mismo año, el Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD), en Estados Unidos, le entregó a él y a su equipo cercano en la AFI un reconocimiento por su colaboración en la aprehensión y entrega de 9 homicidas.
Al mismo tiempo, García Luna recibía millones de dólares de los dos cárteles mexicanos más poderosos, el de Sinaloa y el de los Beltrán Leyva, para permitir el paso libre de cocaína por la frontera sur de EU. García Luna jugaba al policía bueno y al policía malo.
De acuerdo con un reconocimiento, obtenido a través de una solicitud de información realizada por MILENIO, en 2005 el LAPD envió un reconocimiento al procurador general de la República, Daniel Cabeza de Vaca Hernández, dirigida a la AFI porque “en un lapso de dos años, esta unidad a través de la república mexicana ha sido responsable por el arresto de nueve homicidas que huyeron de la ciudad de Los Ángeles con la intención de evadir la justicia.”