RAMÓN ZURITA SAHAGÚN 15 junio, 2023 | Hace 1 año
La pregunta más recurrente en estos tiempos de sucesión presidencial es qué se requiere para ser candidato y ganar la Presidencia de la República.
Son muchos los que la quieren y escasos los que la obtienen. En México no hay reelección, por lo que tradicionalmente, son distintos los candidatos postulados.
Es cierto que la izquierda inauguró la tradición de insistir con un mismo candidato hasta tres veces, pero el primero que lo hizo así fue Cuauhtémoc Cárdenas, sin éxito en su propósito, aunque Andrés Manuel López Obrador, en la tercera, obtuvo un triunfo avasallador.
Sin embargo, los otros partidos llamados tradicionales, no insisten con sus candidatos cuando son derrotados, aunque existió la excepción de Pablo Emilio Madero que primero fue con el PAN y luego con el PDM.
Regularmente los Presidentes salían del gobierno federal, como sucedió desde el arribo del PRI, aunque dos de los últimos tiempos emergieron de gobierno estatales y el actual lo hizo sin cargo de por medio y después de doce años en que dejó el gobierno de la CDMX, pero con dos campañas presidenciales en las que no tuvo el respaldo suficiente para ganar los comicios.
Desde que en 1946 se fundó el PRI, hasta 1994 en se registró el récord inmaculado de candidatos del tricolor, todos salieron de alguna dependencia del gobierno federal. Miguel Alemán era secretario de Gobernación, cuando se convirtió en candidato del tricolor. Adolfo Ruiz Cortines tuvo el mismo cargo que Alemán y lo dejó para ser el abanderado el priismo.
Adolfo López Mateos era secretario del Trabajo, cargo al que renunció para participar en los comicios de 1958 y ganarlos en los tiempos del invencible PRI.
Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría siguieron la tradición de dejar la secretaría de Gobernación y competir y ganar con los colores del priismo, la Presidencia de la República.
José López Portillo generó una sorpresa mayúscula cuando fungía como secretario de Hacienda y fuese ungido como el esperado candidato presidencial, que triunfó en las urnas, como candidato único.
Miguel de la Madrid siguió con la tradición de un financiero, ya que era secretario de Programación y Presupuesto cuando fue invitado como abanderado del PRI, al igual que Carlos Salinas de Gortari que le siguió en la interminable lista de priista.
Ernesto Zedillo surgió como candidato emergente, ante el asesinato de Luis Donaldo Colosio, quien había fungido como secretario de Desarrollo Social, mientras que Zedillo ya había dejado la secretaría de Educación Pública y era el coordinador de la campaña de Colosio.
Vicente Fox dejó el gobierno de Guanajuato, para buscar la candidatura presidencial del PAN y romper el invicto de los priistas. Felipe Calderón ya había estado en la secretaría de Energía cuando ganó la interna de Acción Nacional y venció a Andrés Manuel López Obrador en las urnas (dejaron sospecha de fraude).
Enrique Peña Nieto regresó al priismo a su hegemonía, luego de actuar como gobernador en el Estado de México y finalmente, Andrés Manuel López Obrador que en su tercer intento derrotó por una amplia diferencia de votos a sus adversarios.
Qué tenían esos personajes que ganaron la Presidencia, carisma, interacción con la población, dinero para sus campañas y una oferta válida para sumar votos y granjearse la simpatía del electorado. Cuántos de los muchos aspirantes de ahora o cuál de ellas o ellos tendrá el conjunto de cosas necesario para recibir el respaldo ciudadano que les permita convertirse en la primera Presidenta del país o un Presidente que despierte la confianza del electorado. Veremos lo que sucede en los meses próximos y cuál de ellos o ellas se van acercando a la gente para recibir la confianza del voto.
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Tiene razón el diputado Enrique Vargas en su razonamiento de que el municipio de Huixquilucan lo ganó la alianza del PRI, PAN y PRD, pero en un conteo de votos directos entre Morena y el PAN, el primero obtuvo mayor número de votos. Por cierto, que la alianza de Va por el Estado de México solamente ganó en 30 de los 125 municipios de la entidad y sus números, que fueron en total dos millones 700 mil votos, le podrían haber generado el triunfo en cuatro o cinco distritos federales de los 40 del estado y en cinco o seis distritos locales de los 45 distribuidos en la entidad.