RAMÓN ZURITA SAHAGÚN 2 agosto, 2023 | Hace 1 año

Caldo de cultivo 

La incertidumbre es grande y las suposiciones la hacen mayor ante el escenario que podría presentarse en México, desde el mismo día 2 de junio y después, cuando se conozcan los resultados de la elección presidencial.

Preguntas y dudas surgen al por mayor, alimentadas por aquellos que imaginan o crean un cuadro de terror, casi apocalíptico, propiciado por lo que pudieran arrojar los resultados en las urnas.

¿Conviene a alguien que el panorama sea dantesco, contribuye ello al desarrollo de unos comicios limpios? Por supuesto que a nadie y menos al presidente López Obrador, quien pretende pasar a la historia como un demócrata y que prevaleció su interés por la equidad de género.

Es cierto que el Presidente se encuentra disfrutando su pasión por la política y no escatima violaciones a la ley ni el atizarle a la oposición consuetudinariamente, pero de ahí a negarse a reconocer los resultados electorales, queda un trecho demasiado largo por recorrer.

Hay muchas elucubraciones en lo que dicen y escriben algunos analistas que dibujan un México aterrorizado y listo para caer en el caos, provocado desde las altas instancias gubernamentales un verdadero galimatías.

Hablan de que no se reconocerá el triunfo de la oposición, cuando ni siquiera se conoce el nombre del candidato o candidata que habrán de postular y el año electoral inicia hasta el próximo mes.

Están seguros de que vencerán a Claudia, Adán Augusto, Marcelo o el que resulte abanderado de Morena, cuando los indicios señalan una ventaja amplia para el candidato o candidata del partido oficial.

Incluso, desde la propia oposición, se lanzan dardos venenosos que aciertan en su blanco y se responde de la misma forma.

La guerra verbal es real y se alimenta desde ambos bandos, sembrando una ruta espinosa hacia las urnas, que lo único que propician es el alejamiento de los electores, pero el tránsito es lento y falta mucho camino por recorrer.

Los procesos electorales siempre han sido, con dimes y diretes de uno y otro lado y con lo enconado que se encuentran los ánimos podría darse un chispazo que haga explotar el polvorín.

Sin embargo, a nadie le conviene que eso suceda. El partido gobernante quiere hacer historia y confirmar que su movimiento llegó para quedarse y no es solamente efímero, sin bases ni cuadros que lo puedan respaldar, la oposición desea mostrar que la 4T es solamente una quimera y que sus propuestas y programa de gobierno de coalición es mejor que el actual diseñado por Morena.

En la historia de los procesos electorales de la época civilista del país, han ocurrido episodios de todo tipo antes, durante y después de los comicios.

Las denuncias de fraude han sido una constante, aunque jamás han prosperado y solamente en dos quedaron dudas sobre si hubo o no.

En 1988, con un Cuauhtémoc Cárdenas que evitó que la sangre llegara al río, conteniendo a sus seguidores y denunciando el fraude en las instancias correspondientes que distaban mucho de las ahora existentes, 2006 arrojó resultados de 250 mil votos de diferencia entre Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador. En ese entonces, el hoy Presidente denunció por todo tipo de vías y convocó a sus seguidores para asentarse en la Av. Paseo de la Reforma, estableciendo un plantón por varios meses.  En ambas ocasiones se evitaron otras expresiones más violentas.

En esta ocasión, esperamos que toda la verborrea se concentre en ella y se eviten manifestaciones violentas y que los organismos electorales consideren válidos los comicios, sin sombras de dudas de ninguna clase.

ramonzurita44@hotmail.com

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