Carlos Ramírez 22 mayo, 2022 | Hace 3 años

De Tapados y Destapados: Monreal en lista de AMLO: Sí, no, quién sabe, a lo mejor

Ricardo Monreal Avila es un político de tiempo completo que se ha forjado en la disidencia. En 1998 se salió del PRI ante la negativa del presidente Ernesto Zedillo de palomear su candidatura al Gobierno de Zacatecas, se pasó el PRD y ganó las elecciones locales. Luego se incorporó al PT y hoy forma parte de los cuadros destacados de Morena.

Después de que Morena le negó la candidatura a la Jefatura de Gobierno de Ciudad de México en 2018 para beneficiar a la consentida Claudia Sheinbaum, Monreal optó por una senaduría y se colocó de modo natural, por su alianza estratégica con Andrés Manuel López Obrador, como el jefe legislativo en la Cámara alta.

Pero desde esa posición Monreal dejó muy claro que quería competir por la candidatura presidencial de Morena en 2024, aunque desde junio del 2021 no aparece en la lista presuntamente oficial que maneja con flexibilidad y picardía el presidente de la República, lo cual quiere decir que no está en el ánimo presidencial, pero sí tendría una posibilidad remota dentro de Morena.

En estos tres y medio años de gobierno lopezobradorista Monreal se prefigura como un político autónomo, aunque articulado al proyecto político de Morena –si es que acaso existe como tal–, leal a López Obrador y con proyecto político autónomo.

La característica fundamental actual proceso sucesorio a reconstruido el regreso del modelo presidencialista unitario del viejo PRI, donde por cierto construyeron sus figuras políticas López Obrador y Monreal. En este escenario, los dos juegan a espacios autónomos inexistentes, pero sin llegar a una ruptura; en todo caso, Monreal buscar a la candidatura de Morena y podría optar por una posición autónoma en caso de que el proceso no salga del control autoritario presidencialista.

Aunque no existen indicios de una ruptura formal, sí se están dando ya diferenciaciones entre los estilos centralistas de López Obrador y negociador de Monreal. La semana pasada, el presidente de la República aceptó la incorporación de Montreal a la lista de aspirantes presidenciales, aunque en la primera etapa solo esté jugando con tres personalidades: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López Hernández.

Sin embargo, en política todo se acaba cuando se acaba –como decía el picaresco beisbolista Yogi Berra, ídolo de López Obrador–, por lo que entre experimentados políticos existe la percepción de que la primera camada sucesoria del presidente podría agotarse en el camino y habrían de surgir una segunda terna de aspirantes como barajas nuevas.

En estos escenarios dinámicos e imprevisibles, es posible que el presidente esté jugando con el viejo modelo del tapado, enviando a la lucha abierta a quienes no estarían considerados con posibilidades reales de ser los sucesores.

En este sentido, el método sucesorio del presidente de López Obrador es diferente al del viejo PRI porque, de manera paradójica, es el mismo que durante 77 años puso en práctica el sistema priista con resultados victoriosos, con la excepción de las derrotas del 2000, 2006 y 2018.

A ese escenario le está apostando Monreal: ser una carta de relevo cuando las figuras lopezobradoristas se desmoronen como estatuas de arena.

Juego de las sillas

Más que el primer decantamiento de presuntos aspirantes a la candidatura opositora, los políticos que han alzado la mano en busca del dedo están respondiendo ajustes de cuentas internos en sus propios partidos para evitar que la facción dominante decida por las bases.
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