RAMÓN ZURITA SAHAGÚN 8 junio, 2022 | Hace 2 años
¿Qué pasó en los comicios celebrados el pasado domingo en seis estados del país?
Acaso fallaron las encuestas. No, los sondeos y encuestas les atinaron a los ganadores de cada uno de los procesos, aunque no lo hicieron en el terreno de las ventajas de cada uno.
Los triunfos de los candidatos de Morena fueron avasallantes sobre el contrario, con la excepción de Tamaulipas, donde hubo un poco menos de ventaja, mientras que las victorias de la alianza ocurrieron de la misma forma, es decir con una gran ventaja.
Es cierto que se anticipó la victoria de Movimiento Regeneración Nacional en los estados de Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas y los triunfos de la alianza formada por PAN, PRI y PRD, en Aguascalientes y Durango, pero sorprendió la gran diferencia en Durango.
Funcionó el voto oculto, es decir los encuestadores no se dieron cuenta que los ciudadanos encuestados engañaban sobre su forma de proceder a la hora de emitir el voto.
Y es que los votantes sienten miedo de expresar su sentido del sufragio, especialmente por los amagos que se hacen sobre los programas sociales, los que son usados a conveniencia de los promotores del voto.
Mucho se dijo que estos promotores del voto favorable para Morena amagaban a los futuros electores con el retiro de los programas sociales, si no emitían su respaldo al candidato de este movimiento.
Se publicitó mucho este amago, por lo que muchos ciudadanos prefirieron guardar sus expectativas y recurrir al uso libre de su voto, provocando esas grandes diferencias.
Otro de los aspectos que generó esas diferencias fue el de la poca asistencia a las urnas, lo que se presentó en entidades como Oaxaca y Quintana Roo, donde las victorias de Morena estaban anunciadas con mucha anticipación.
En Aguascalientes se intentó provocar temor a los votantes, sembrando el miedo y la supuesta aparición de grupos delincuenciales, que, si se presentaron lo hicieron con bajo perfil y lejos de lo sucedido en Sinaloa, Sonora y Baja California Sur, un año atrás.
Tamaulipas, Quintana Roo y Durango, estados asolados por los cárteles de la droga y otros grupos delincuenciales tuvieron un comportamiento alejado de los augurios que prevenían sobre la violencia.
En realidad, los comicios de los seis estados distaron mucho de lo sucedido un año antes y aunque con baja asistencia a las urnas, fueron un remanso de paz y orden.
Y aunque las diferencias en votos y porcentajes fueron grandes, los partidos mostraron de nueva cuenta que no son tan proclives a la democracia y al respeto al voto.
Desde temprana hora del domingo, expresaron su triunfo en sitios en los que no ganaron y lejos estaban de hacerlo.
Mario Delgado salió a proclamar su victoria en cinco estados (incluido Durango) y asegurar que Aguascalientes estaba sumamente disputado. Marko Cortés afirmó que la alianza ganaba tres procesos electorales: Aguascalientes, Durango y Tamaulipas.
Ninguno de los dos tuvo razón, ya que los seis de seis anticipados por Mario Delgado no se cumplieron y la ventaja de más de 15 puntos de Esteban Villegas fue notoria, sobre todo por ser Durango una de las entidades con mayor participación ciudadana, cercana al 50 por ciento. En Tamaulipas, Américo Villarreal obtuvo una diferencia de más de cinco puntos sobre el abanderado de la alianza, César Verástegui.
Lo que queda como lección de los comicios del cinco de junio es que se pueden realizar en calma, evitando provocar el temor entre la población y mantenerse atento con el voto oculto que es el que puede dar un vuelco en las preferencias.
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Concluido el recuento de votos, hay que seguir de cerca los motivos que expresó Esteban Villegas, candidato ganador de la alianza Va por Durango y que consiste en trabajar en conjunto los tres partidos, PAN, PRI y PRD, establecer acuerdos y marchar de la mano para obtener la satisfacción del triunfo. Ahora solamente falta que le cumpla a la población del estado con las promesas de campaña… Mucha preocupación debe haber en los partidos PRD, PT y PVEM, cuyos números en la elección pasada los marginaran de mantener el registro en la mayoría de los estados en que compitieron. Peor le fue a Fuerza por México, que mantenía registro en algunas entidades.