RAMÓN ZURITA SAHAGÚN 21 junio, 2022 | Hace 2 años
Dar el primer paso en la carrera presidencial ha sido importante en el pasado reciente de la vida política nacional y Marcelo Ebrard se atrevió a hacerlo, sin la cautela que recomiendan los cánones.
Marcelo aprovechó la inercia del destape realizado por el Presidente López Obrador desde hace varios meses y olvidando todo tipo de recatos, abrió su libro de notas y registró que él es una “corcholata reconocida”.
No se trata de un madruguete como si lo hizo en su momento Felpe Calderón Hinojosa, pero si un acto anticipado de proselitismo que tendrá que analizar el Tribunal Electoral, organismo que tendrá mucho trabajo en los meses siguientes.
Y es que del nutrido grupo de personajes que promovió López Obrador para disputar la candidatura presidencial de Morena, solamente tres tomaron en serio la propuesta: Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López y el mencionado Marcelo. Los otros, Esteban Moctezuma, Juan Ramón de la Fuente, Tatiana Clouthier y Rocío Nahle, simplemente no hicieron eco del canto de las sirenas y prefirieron refugiarse en sus actividades.
Ricardo Monreal se cuece aparte, ya que el zacatecano es ignorado la mayoría de las veces por el original destapador de “corcholatas” y él simplemente se encarta y busca su inserción en la reducida baraja. Por eso Marcelo decidió dar un paso al frente y decir sí quiero, olvidándose de medias tintas y entrando de lleno en la carrera presidencial, como lo hicieron en el pasado otros personajes, anunciando que iniciará un recorrido por todo el país, en su día libre.
Lejos está Marcelo del carisma que tenía Vicente Fox cuando saltó, sin que nadie lo respaldara en busca de la candidatura presidencial y obligó al PAN a darle su apoyo.
Fox no estaba considerado como un militante real del panismo. Aunque este partido lo había postulado a diputado federal y dos veces a gobernador y mantenía reservas para postularlo a la candidatura presidencial, pero el guanajuatense venció la resistencia de la dirigencia cuando se convirtió en un fenómeno mediático.
Con Felipe Calderón, las cosas fueron distintas, abiertamente se rebeló a los deseos presidenciales de que la candidatura del PAN recayera en Santiago Creel, armó su destape, arropado por el gobernador de Jalisco, Francisco Javier Ramírez Acuña, por lo que fue obligado a renunciar a su cartera de secretario de Energía. Calderón sabía cómo manejar las entrañas del partido que había presidido y obligó a una contienda interna que ganó ampliamente.
Enrique Peña Nieto se convirtió en candidato único del PRI, mucho antes de que terminara su sexenio como gobernante del estado de México y desde ese cargo armó toda la estructura que lo postularía a la candidatura presidencial priista, sin adversario enfrente.
Andrés Manuel López Obrador traía la candidatura presidencial con demasiada anticipación, doce años antes, por lo que no tuvo contrincante interno que le disputara ese privilegio.
Los cuatro candidatos anticipados resultaron triunfadores en las urnas, aunque dos de ellos transitaron la ruta fácil y los otros dos lucharon contra adversarios internos.
Marcelo Ebrard Casaubon no tiene esas características, ya que a él y sus dos adversarios internos les allanaron el camino, se asfaltaron y pueden recorrerlo tranquilamente, que al fin y al cabo la encuesta que definirá al candidato presidencial de Morena es de un solo voto.
Por lo pronto, el encuestador ya dio una pista, estableció que él se jubilará y que el relevo generacional puede ser hasta mejor. Curiosamente Marcelo no forma parte de ese relevo generacional, lo que reduce a dos las “corcholatas” nominadas.
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De pronto se puso de moda el competir varias veces por la presidencia de algún país y varios de esos tercos competidores van ganando. Gustavo Petro apareció por tercera ocasión como aspirante presidencial en Colombia y, por fin, ganó, como sucedió en México hace cuatro años con Andrés Manuel López Obrador… Con aplausos y como héroe fue recibido en el Senado de la República, José Manuel del Río Virgen, secretario técnico de la Junta de Coordinación Política y quien fuese detenido por seis meses en una cárcel de Veracruz, acusado de un delito, del que se declara inocente.