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°CRAMÓN ZURITA SAHAGÚN 11 agosto, 2022 | Hace 2 años
El presidente López Obrador es el más contento de que la fiebre sucesoria se hubiese desatado, ya que ello entretiene a diversos sectores de la población.
Se trata del juego favorito de los electores, al que tratan de jalar a los que se convertirán en ciudadanos en uno y dos años más, para atraerlos a las urnas y así lograr una copiosa votación.
Todos aquellos partícipes de la actividad política gustan de los tiempos electorales, ya que sacan sus ambiciones a futuro cercano y la población en general entra en el tema y discute, debate, hace corajes y festina los destapes de unos y otros.
Poco a poco salen los posibles contendientes a manifestar su interés para convertirse en el sucesor o sucesora del actual Presidente, ya que se trata de la primera vez en que pueden ilusionarse con razón o sin ella de convertirse en contendientes presidenciales.
Durante décadas los hombres y mujeres de la política mantuvieron en secreto sus aspiraciones, ya que aquella frase de Fidel Velázquez: “El que se mueve no sale en la foto”, se convirtió en icónica.
Es ahora cuando fue el propio Ejecutivo federal el que discurrió no andar con tapujos y sacó a relucir el tema y apuntó a los miembros de su partido (mujeres y hombres), los que con gusto aceptaron la mención. De la larga lista, unos se bajaron y otros se encartaron, reduciendo el grupo a tres “corcholatas” mencionadas por el Presidente y uno más que se integró al grupo, al no ser seleccionado por el Ejecutivo federal.
Los cuatro fantásticos, como han dado en mencionar a los suspirantes de Morena (Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López y Ricardo Monreal), tomaron muy en serio su lanzamiento, propio o derivado de la proyección presidencial y se lanzaron en busca del cobijo ciudadano, con dos años de anticipación, para ser conocidos en todo el país. Pero si los aspirantes de Morena se mueven por todos lados, los de otros partidos aprovechan para mover el músculo y tratar de penetrar en el ánimo de los ciudadanos.
Así vemos a una Lilly Téllez que fue beneficiada por el tsunami López Obrador que cambió de camiseta, se afilió al PAN y lanzó su proclama de postularse por su nuevo partido como candidata presidencial. Sin gran experiencia política, la senadora basa su argumentación en un sistemático golpeteo al Presidente, lo que le ha rendido frutos hasta el momento, aunque se desconoce si esto le alcanzará para la candidatura.
Enrique de la Madrid lleva más de un año pidiendo ser considerado como aspirante presidencial, aunque casi nadie lo voltea a ver. Enrique es un político experimentado, con presencia física, pero sin carisma.
Ulises Ruiz, ex gobernador de Oaxaca, prepara su lanzamiento, como lo hizo antes con su pretensión de ser dirigente nacional del PRI, sin que nadie lo mire con posibilidades de competir.
Beatriz Paredes, senadora actualmente y con larga hoja de vida política se lanzó a la palestra y algunos le vieron como una buena opción, favorecida por lo pobre de la baraja de la oposición.
Sin embargo, se espera que, en los próximos días, otro senador, Miguel Ángel Osorio, defina por cuál alternativa va, la presidencia del partido o una largamente anhelada candidatura presidencial.
El coordinador de la magra bancada priista en el Senado de la República alzó la cabeza gacha durante tres años, para alcanzar alguno de sus objetivos.
Hace seis años, como se estilaba entonces, Osorio contuvo sus aspiraciones presidenciales al darse cuenta que su partido no ganaría nunca esa contienda y prefirió la comodidad del Senado por la vía de la representación proporcional.
Ahora se verá si su intención es la de abrir su participación o simplemente se trata de disminuir a su partido, como aseguran algunos.
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Enrique Vargas del Villar, por el PAN; y Omar Ortega, por el PRD, son las dos propuestas que hacen estos partidos para la contienda por el gobierno del Estado de México, mientras los priistas no definen cuál será su carta. Cayó muy mal que la dirigencia estatal priista intentará incluir a Carolina Monroy en el paquete de aspirantes.
