Enrique Aranda 17 agosto, 2022 | Hace 2 años
Con Juan Arjón, 14 periodistas muertos. ¿Cuántos más?
Aunque, ciertamente, aún en voz baja, no son pocas las figuras del oficialismo que con mayor frecuencia externan su preocupación ante lo que identifican como un proceso de “pérdida de piso…” de parte de Andrés Manuel López Obrador, que, urgido de posicionar una “visión ideal” del país y su gobierno, pretende ignorar la cruda realidad que, valga destacar, ya ni siquiera se molesta en contrastar con el incumplido ofrecimiento de dar a conocer “otros datos”.
No son muchos es verdad, pero a nadie escapa, ya que “desplantes” como el que protagonizó apenas el tabasqueño para intentar convencer que la brutal embestida —con afectación a la población civil— de los cárteles en Baja California, Guanajuato, Chihuahua y Jalisco la pasada semana no constituyó evidencia alguna el fracaso de sus “abrazos, no balazos”, sino que fue el fruto de una campaña de “propaganda negra” financiada “por conservadores opositores a su (fallido) gobierno”, escandalizan aún a los más ponderados. Y más, diría alguno, si refiere al único e incuestionable gurú de un movimiento que aspira a perpetuarse en el poder…
Sólo decir que “no hay nada que temer”, que la autoridad “está trabajado y protegiendo al pueblo” cuando vehículos del transporte público, autos, tiendas de conveniencia, farmacias y hasta gasolinerías fueron blanco de ataques directos por supuestos sicarios del crimen organizado y acabaron arrasados por las llamas en una decena de localidades urbanas del centro y norte del país es (casi) un insulto a la inteligencia, un claro intento por ocultar una realidad que, un día sí y otro también, desborda los incipientes e infructuosos operativos de la seguridad estatal, a cargo ahora del Ejército, la Marina y la insustancial Guardia Nacional ahora, para modificarla.
Pensar que una historia de ese calado es creíble parece una mala broma y ello, como es obvio suponer, ha comenzado a inquietar a algunos entre los más serios del régimen…
ASTERISCOS
* Algo más de un centenar de laicos católicos bloquearon ayer las puertas de acceso a la embajada de Nicaragua en protesta por la persecución brutal, emprendida por la dictadura del asesino Daniel Ortega Saavedra y su “bruja” Rosario Murillo, segunda al mando, contra la Iglesia, su jerarquía y sacerdotes, el cierre de templos y la destrucción de imágenes…
* Ejemplar, sin digna de imitar, la actuación del obispo de Tepic, Luis Artemio Flores que, apenas al ser enterado de la acusación por abuso sexual contra un menor, del sacerdote Nicolás “N” adscrito a su diócesis en 2020, no sólo lo sometió a proceso canónico —fue reducido al estado laical—, sino que lo denunció ante autoridades que lo sentenciaron a 60 años de prisión. Bien…
* Apoyada en los más recientes sondeos que le ubican como puntera en la puja por la candidatura priista, de la alianza Va por México, en su caso al gobierno del Estado de México, Ana Lilia Herrera salió al paso a quienes pretenden imputarle la campaña ¡Ni me rajo ni me bajo! que, aclaró, no fue producida por su equipo, aunque, ciertamente, la avaló y agradeció…
Veámonos el viernes con otro asunto De naturaleza política.