Rubén Aguilar 31 agosto, 2022 | Hace 2 años

Un presidente estancado

Mañana el presidente López Obrador da su informe de gestión de los cuatro años que ya han transcurrido. Llega con un nivel de aprobación de 62 % y 32 % de desaprobación, según la encuesta de Buendía & Márquez (El Universal, 29.08.22).

En febrero de 2019, su aprobación era de 85 % y la desaprobación de 9.0 %. El presidente en lo que lleva de su gobierno ha perdido en 23 puntos la aprobación y crecido en 23 puntos la desaprobación.

A lo largo de los últimos 31 meses, de febrero de 2020 a agosto de 2022, el presidente mantiene los mismos niveles de aprobación y desaprobación. Se ha estancado.

En febrero de 2020, el 52 % decía que estaba satisfecho con el trabajo del presidente y el 25 % insatisfecho. En agosto de 2022 son los mismos números. En este indicador también se ha estancado.

El 48 % pensaba que el país iba por buen camino en agosto de 2022 y por mal camino el 41 %. En febrero de 2019 pensaba eso el 73 % y el 17 % respectivamente.

En los casi cuatro años de gobierno, se ha reducido en 25 puntos los que piensan el país va por buen camino y crecido en 24 puntos los que consideran va por mal camino.

A lo largo de los últimos dos años y medio se mantiene los mismos niveles de quienes dicen que el país va por buen y mal camino. Las variaciones son muy menores. Este indicador también se ha estancado.

En 2019, la opinión favorable hacia el presidente era la misma en todos los sectores sociales. Eso ha cambiado en estos casi cuatro años.

Ahora el 51 % de los sectores de mayores ingresos aprueban al presidente contra el 69 % de los sectores de menores ingresos. Una diferencia de 13 puntos.

El 43 % de los sectores de mayores ingresos reprueba lo que está haciendo el presidente frente al 25 % de menores ingresos. Una diferencia de 18 puntos.

Las distintas valoraciones de la aprobación y desaprobación, por niveles de ingreso tiende a abrirse en la medida que pasan los meses.

Hay dos lecturas básicas sobre los indicadores de gestión del presidente. Una es que ante los escasos resultados en estos años, la valoración, aunque se ha estancado, resulta alta.

La otra es que el discurso sistemático, en la comparecencia mañanera, de que México ya cambió y es mejor que antes, no cala más allá de sus simpatizantes. No convoca a nuevos adeptos.

En los dos años que le quedan al presidente, con relación a los indicadores de gestión, hay tres posibles escenarios: que hasta el final obtenga los mismos números; que ceda el estancamiento y crezca; que empiece un proceso de caída.

La posición de los sectores de ingreso medio puede ser el punto que decida cuál es el escenario. Ahora el 61 % de ese grupo aprueba lo que hace el presidente y 34 % lo reprueba.

En la Ciudad de México, el resultado de la pasada elección, cuando Morena perdió nueve de las 16 alcaldías, se explica por el cambio en las preferencias electorales de los sectores medios. En 2018 votaron Morena, pero en 2021 no refrendaron esa opción.

@RubenAguilar

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