Roberto Santiago 6 enero, 2023 | Hace 2 años
El papa Francisco presidió en la basílica las exequias por la muerte de su predecesor, Joseph Ratzinger, el primer papa que renunció al cargo en siete siglos y propició una insólita convivencia entre pontífices.
El papa emérito presidía ya la entrada de la basílica sobre el suelo todavía húmedo por el rocío y la primera niebla.
Un sencillo ataúd de ciprés con un evangelio abierto marcaba el ritual que permitió a los 50 mil fieles que aguardaban fuera del tempo rezar el rosario y despedir al papa difunto.
Un acto inédito que dio pie al funeral y entierro del primer pontífice que renunció al cargo de 1415, cuando lo hizo Gregorio XII. Ese será su epitafio simbólico, porque en la lápida de su tumba en la cripta de la basílica, que sirvió a Juan Pablo II antes de ser beatificado quedará solo escrito su nombre y el breve tiempo de su pontificado, que fue siete años, 10 meses y nueve días.
La policía estimó que alrededor de 50 mil fieles acudieron a la ceremonia del papa emérito, fallecido el pasado 31 de enero a los 95 años.