Enrique Aranda 27 febrero, 2023 | Hace 2 años
Sólo Delgado creyó la estupidez
de la defensa de Genaro…
Concluida la masiva toma de la emblemática Plaza de la Constitución por cientos de miles de capitalinos y de un sinnúmero de plazas públicas de las principales localidades del país, así como las manifestaciones realizadas en París, Londres, Madrid, Ginebra, Nueva York, Washington, Miami y más, en repudio del “plan B” de la reforma electoral promovido desde Palacio y en apoyo al Instituto Nacional Electoral (INE), hoy es dable asegurar que en materia de defensa de la democracia, bajo asedio ahora de Andrés Manuel López Obrador y su fracasado gobierno, el balón está ya “en la cancha” de la Suprema Corte de Justicia.
Luego de que, en efecto, cientos de miles de connacionales marcharan en defensa del voto libre y secreto, y en una muestra explícita de respaldo al pleno de la máxima instancia jurídica que encabeza la (odiada) Norma Lucía Piña Hernández en la labor que deberá realizar en las próximas semanas y meses, la defensa de la legalidad y de la Carta Magna como tal quedó en manos de los once ministros –una plagiaria incluida, se entiende– que, a decir de propios y extraños, habrían iniciado el análisis y evaluación de los excesos, ilegalidades manifiestas y no pocos despropósitos con un claro sesgo autoritario, contenidos en los cambios votados “a ciegas”, por consigna, por la mayoría morena y sus parásitos aliados en el Legislativo.
Nada más esclarecedor en este punto que las palabras del exministro José Ramón Cossío quien, ante la masiva concentración en el Zócalo y tras recordar el impacto que en el primer intento del tabasqueño por hacerse con el control del sistema electoral tuvo la marcha del 13 de noviembre pasado, mencionó que, con la publicación de esta nueva intentona, “se romperá el ciclo político de las reformas. La política dejará de hablar (y ahora) lo harán el derecho y los órganos de impartición de justicia”. Desconocer el papel de la justicia, tal como lo prevé la Constitución, agregó, “y argumentar la mera prevalencia de la política, del proyecto político de un hombre que considera nos puede ser impuesto a todos, implica ponerse fuera del orden jurídico que sustenta el propio cargo que ahora ocupa. Así de simple, así de claro”.
Tan claro y explicativo, valdría insistir, como el embate directo y los ataques del inquilino de Palacio que, desde que se prefiguró el escenario que ahora mencionamos, no sólo se han incrementado en número y frecuencia, sino, esencialmente, en el uso de calificativos, los más de ellos insultantes –corruptos, hipócritas, aliados de los más privilegiados y más– que no parecen tener más propósito que amedrentarlos.
Ni el INE, pues, se toca ni tampoco el voto libre y secreto de los mexicanos. La confianza, hoy, está en la Corte…
Asteriscos
• Será en las próximas horas, por cierto, cuando el Consejo General de INE se pronuncie sobre el dictamen de la Comisión de Prerrogativas y Partidos Políticos que propone invalidar la “tramposa” reforma estatutaria que, para mantenerse al frente del PRI hasta después de las elecciones del 2024, impuso el cuestionado Alejandro A(m)lito Moreno. Veremos…
Veámonos el miércoles con otro asunto De naturaleza política.