Roberto Santiago 31 marzo, 2023 | Hace 2 años
El expresidente Donald Trump y aspirante a la presidencia de Estados Unidos en 2024, será el primer expresidente en Estados Unidos que se enfrente a cargos penales, aún por determinar, relacionados con el pago secreto a una actriz porno para comprar su silencio.
Al final no ha sido ninguna de las grandes cuentas pendientes con la justicia la que ha acabado tumbando a Donald Trump, ni su papel en el asalto al Capitolio, ni el probado fraude fiscal de su emporio, condenado en diciembre en Nueva York; ni siquiera haberse quedado con documentos clasificados tras abandonar la Casa Blanca.
El pago de dinero negro para tapar una aventura extramatrimonial en 2006, cuando su esposa Melania se recuperaba del nacimiento del hijo de ambos, será el motivo que lleve a Trump ante la justicia. Una causa menor en comparación con el resto, un simple asunto de alcoba, pero suficiente para hacer del republicano el primer mandatario de EE UU, activo o retirado, que se siente ante un tribunal.
También el primer candidato presidencial, en su caso a la reelección en 2024, que arrostre cargos penales durante una campaña sobre la que se proyecta la sombra de la justicia.
Un gran jurado de Nueva York ha votado este jueves imputar al expresidente republicano en la causa por el pago secreto de 130.000 dólares a la actriz porno Stormy Daniels a cambio de su silencio sobre una supuesta aventura que, de conocerse, habría dinamitado sus aspiraciones presidenciales, dado que el presunto soborno abortó el escándalo en el tramo final de la campaña.
El republicano, que ha negado repetidamente la relación, ha reaccionado de inmediato al anuncio con su consabida verdad alternativa, la de que es objeto de una “caza de brujas” por parte de sus rivales demócratas, ”estos matones de la izquierda radical”, como los ha definido este jueves en un mensaje publicado su red social.
“Esto es un ataque a nuestro país que carece de precedentes”, ha escrito, en virulentas mayúsculas, en Truth Social.
“Estados Unidos es ahora una nación del tercer mundo en serio declive. ¡Qué triste!”.