Carlos Ramírez 28 abril, 2023 | Hace 2 años
En un tiempo político excepcional, todos los indicios se están acomodando para señalar que en México estará en una doble trampa en el tiempo político de la elección presidencial en Estados Unidos de ahora a noviembre de 2024.
En este sentido, estará atrapado en la pinza de las figuras personalizadas de Joseph Biden y Donald Trump, pero como país estará en medio del sándwich de los intereses de dos corrientes ideológicas –los demócratas y los republicanos– que tienen en la crisis mexicana y en la vecindad fronteriza elementos suficientes para buscar apoyos internos de las comunidades mexicanas que pudieran influir en el rumbo electoral.
No se trata de algo nuevo. En 2016, el candidato republicano Trump se enganchó al tema México, la frontera y el muro para movilizar a la ultraderecha local, en tanto que la candidata demócrata Hillary Clinton no supo gestionar sus relaciones con las comunidades hispanas.
En el 2020, de nueva cuenta Trump volvió a sacar el tema México y otra vez el candidato demócrata –como lo hicieron Barack Obama y Clinton– convocó el apoyo mexicano local, a cambio de una enésima promesa de que ahora sí se aprobarían leyes para beneficiar a los mexicanos en situación ilegal y perseguidos para deportaciones.
En 2023 y rumbo a 2024, por tercera ocasión Trump se aferra al tema México, pero ahora ya con un presidente Biden que no logró entenderse con el presidente mexicano López Obrador y que ha encontrado indicios de que Palacio Nacional vería con mejores ojos a Trump que a los demócratas. En este doble cruce de intereses, el presidente López Obrador estará buscando imponer su concepto de nacionalismo defensivo articulado a su proyecto interno de nacionalismo estatista.
Zona Zero
• La crisis por el retiro abrupto del presidente López Obrador de actividades en su gira por Yucatán se convirtió en un problema político, pero por razones no explicadas no derivó ni en crisis económica en la bolsa ni en una crisis de seguridad nacional que hubiera encendido los focos de alarma en la Comunidad de Inteligencia de EU. En términos de análisis de estrategias de comunicación, Palacio Nacional pareció jugar a la desinformación y descolocó y desquició a todos los grupos opositores que llegaron a hablar ya de muerte ocultada. El caso de la tercera crisis de Covid del Presidente fue una estrategia de comunicación política del poder.
(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
@carlosramirezh