RAMÓN ZURITA SAHAGÚN 15 junio, 2022 | Hace 2 años
La rebeldía es un síntoma que no es tan frecuente en la política nacional, ya que deriva simplemente una manifestación de no estar de acuerdo.
La inconformidad es más común, aunque no siempre llega a ser del tamaño de una rebelión, sino simplemente significa desagrado ante una decisión.
Lo anterior viene a cuento por los comentarios del senador Ricardo Monreal Ávila, quien detonó su queja por no haber sido invitado al desayuno que las fuerzas vivas de Morena realizaron en Toluca, Estado de México, como una demostración de fuerza y unidad.
La molestia del zacatecano se enmarca dentro del contexto que estuvieron las tres principales “corcholatas” de la sucesión presidencial, entre las que no está considerado el coordinador de la mayoría en la llamada Cámara alta.
Muchos vieron esa manifestación como la primera llamada de una posible renuncia del ex gobernador de Zacatecas al partido en el que participó como fundador.
Y es que Monreal Ávila ya dio muestras de rebeldía en el pasado, de las que salió siempre victorioso. Renunció al PRI cuando no fue proyectado como candidato al gobierno de Zacatecas y ganó la elección con las siglas del PRD. Hace tres años amagó con irse de Morena cuando fue tasado como la tercera opción en la encuesta que ganó Claudia Sheinbaum para ser candidata al gobierno capitalino. Esa finta le dio resultado y fue sembrado como candidato al Senado de la República y coordinador de la fracción mayoritaria.
Son muchos los que ven a Monreal con esos arrestos de renunciar a su actual partido y buscar por la vía libre la nominación presidencial, ya que en ese organismo político no es evaluado con seriedad.
El zacatecano, a consideración de algunos, podría encabezar una buena alianza de la oposición a Morena y sería recibido con los brazos abiertos, dicen otros, aunque los partidos ya cuentan con su propia baraja.
Monreal Ávila vive un dilema, se encuentra consciente que no son los tiempos del pasado en que pudo enfrentar la ofensiva desde el gobierno y convertirse en candidato opositor y ganar los comicios al abanderado del oficialismo.
Son tiempos distintos y cambiarse de partido en la actualidad no resulta tan productivo como en el pasado.
A Ricardo Monreal se le reconoce talento político, efectividad, pero también raciocinio y él sabe que buscar una candidatura presidencial como independiente (aún en estos tiempos) resulta sumamente difícil.
Algunas experiencias del pasado dan cuenta de que Miguel Henríquez Guzmán dejó su militancia en el partido gobernante, para intentar con un nuevo organismo competir y fue avasallado. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano hizo lo propio y le fue arrebatada la victoria desde el poder mismo. Manuel Camacho Solís manifestó su rebeldía e inconformidad por no ser candidato presidencial y fue convencido con métodos diversos para que ratificara su lealtad al poder; seis años después lo dejaron formar su propio partido y ni siquiera consiguió el registro definitivo.
Solamente Felipe Calderón Hinojosa logró ser candidato presidencial con su rebeldía y ganar la elección presidencial, pero él no salió de su partido, sino consiguió que en unos comicios internos se impusiera al favorito del gobierno.
Será que Ricardo Monreal llegue a ese extremo o logre convencer a la dirigencia de su partido y al dueño del organismo político para que el suelo sea parejo.
Por lo pronto, las especulaciones y los rumores inundan los espacios políticos.
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El relevo de Ernesto Nemer de la secretaría de Gobierno abre muchas dudas sobre lo que viene en el Estado de México… El secretario de Gobernación, Adán Augusto López, está ganando muchas simpatías en la ruta hacia la candidatura presidencial. Sabe que no es el mejor posicionado, pero cuenta con seis meses para ocupar ese sitio necesario en las encuestas que levantará su partido. Por lo pronto, está venciendo su resistencia a los espacios de prensa y ya salió a dar entrevistas en la radio y responder a señalamientos de que se violó la ley en el evento realizado por su partido el pasado domingo, en Toluca.