Roberto Santiago 4 agosto, 2023 | Hace 1 año

Crimen organizado ahoga al transporte en Guerrero: 15 ataques y 11 muertos en julio

En la región centro de Guerrero, la delincuencia organizada tomó el control del transporte público. A los choferes les ordena callar, los mata o desaparece. En esta zona se gestó una relación crimen-transportistas, que desde el 1 de julio se tradujo en por lo menos 15 atentados contra trabajadores del volante. Quienes deciden salir a ‘ruleterar’ lo hacen en silencio y bajo amenazas.

Tierra Colorada, una localidad del municipio Juan R Escudero, se ha convertido en una zona de silencio autoimpuesto. Desde el lunes de esta semana, por lo menos 150 taxis y 40 camionetas tipo Urvan, pertenecientes a la Organización de Concesionarios del Transporte Público en el Estado de Guerrero (OCTPEG), dejaron de laborar, lo que dejó incomunicada a esta localidad de 13 mil personas, ubicada a 50 kilómetros de Chilpancingo.

De acuerdo contestimonios recabados por MILENIO bajo la condición del anonimato, los choferes pararon labores “por instrucciones superiores” hasta que “no existan condiciones” para llegar a Chilpancingo o Acapulco.

La falta de transporte en Tierra Colorada ha sido intermitente desde el pasado 5 de julio, cuando se evidenció la narco relación tras la captura de Jesús Echevarría Peñafiel, El Topo, y Bernardo Chávez Cruz, líderes de la OCTPEG en las periferias de Chilpancingo, pero señalados por la Fiscalía General de la República (FGR) como dos de los principales generadores de violencia en Guerrero por su relación con el grupo criminal Los Ardillos, que lidera Celso Ortega Jiménez, y que mantienen una disputa con la organización antagónica de Los Tlacos.

Los grupos delincuenciales lograron hacer de los transportistas su base social. Camiones, taxis y camionetas tipo urvan, les han servido para controlar los accesos a diferentes localidades, y para mantener el flujo de información o halconeo. Esto, bajo un acuerdo que implica la movilización, el bloqueo y la generación de caos cuando se requiera.

Quienes se atrevieron a salir a trabajar desde este miércoles, lo hicieron en silencio, sin poder decir nada, por temor a terminar calcinados, como ya ha sucedido en Tixtla, en Chilpancingo o en la carretera a Tlapa. Y es que desde el 1 de julio hasta la fecha al menos 11 choferes han sido asesinados, por armas de fuego o quemados junto con sus unidades, de acuerdo con un recuento de reportes en la prensa local. Las autoridades estatales se negaron a dar una cifra oficial.

El miedo anda en Taxi. Los transportistas consultados conducen Tsurus amarillos, blancos y azules, y aunque aseguran que “nadie les prohíbe nada” y “no hay líderes”, rechazan conversar ante las cámaras de televisión; 

“Es que sí queremos trabajar mañana”, ironizó uno de ellos.
En esta localidad se puede levantar pasaje, se finge demencia y en el mejor de los casos dicen “todo está normal” o “es que no nos dejan hablar”. Si el cliente quiere viajar a la capital se cobra lo habitual, 70 pesos, o las personas pueden ir a la terminal de autobuses donde solo hay tres corridas al día hacia Chilpancingo.

Con información de Milenio.


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