Carlos Ramírez 4 abril, 2022 | Hace 3 años
Con un optimismo desbordado que obedece más a deseos que realidades, el Partido Acción Nacional abrió su lista de precandidatos presidenciales para el 2024, pero con una caballada de jinetes locales sin expectativas como partido nacional.
La lista es muy amplia, como queriendo incluir a todo aquel que haya tenido un cargo más o menos relevante: el gobernador yucateco Mauricio Vila, el gobernador tamaulipeco Francisco García Cabeza de Vaca, la gobernadora chihuahuense María Eugenia Campos Galván, el gobernador queretano Mauricio Kuri, el gobernador guanajuatense Diego Sinhue, el exgobernador queretano Francisco Domínguez, Santiago Creel Miranda, Juan Carlos Romero Hicks, el excandidato derrotado Ricardo Anaya Cortés y la senadora morenista-panista Lilly Téllez, más los que quieran alzar la mano en los próximos meses.
Se trata de figuras individuales, sin que ninguna represente algún bloque de poder. Vicente Fox Quesada fue candidato en el 2000 desde una campaña mediática antipriísta y dicharachera y compitió con un candidato priísta débil que no contó con el apoyo del presidente Zedillo. Felipe Calderón ganó la candidatura interna en el PAN en el 2006 y fue beneficiado del pánico político que despertó la candidatura perredista de Andrés Manuel López Obrador y la fractura del PRI por la nominación de Roberto Madrazo Pintado.
Las candidaturas opositoras se construyen a base de acuerdos y sobre todo de expectativas sociales, como lo demostraron Fox y Calderón. El problema de los diez precandidatos presidenciales del PAN no radica en que se trate de nombres más o menos conocidos en sus territorios locales, sino que carecen de una estructura partidista que responda a las expectativas sociales. El PRI en el 2000 y el 2006 estaba en la lona y el PRD no pudo consolidar alianzas sociales extensas.
Fox y Calderón representaron figuras políticas por sí mismas en circunstancias de crisis políticas nacionales. Para el 2024, el coordinador de la campaña presidencial de Morena será el presidente de la República y se ve muy difícil que alguno de los precandidatos panistas pueda articular una campaña propagandística como la de los candidatos panistas del 2000 y del 2006.
La lista de precandidatos panistas responde a los intereses de la oligarquía que tiene el control del partido y ninguno de los aspirantes podría ofrecer una candidatura dinámica. Y falta por saber si el PAN mantendrá su compromiso de una candidatura opositora con el PRI, el PRD, Coparmex y el caudillo ultraderechista Claudio X. González.
Ninguno de los días de la lista panista podría concitar el apoyo social más allá de sus limitadas plazas locales, porque el PRI tiene su propia lista, Movimiento Ciudadano buscar a ir por la libre y el empresario-Coparmex Gustavo de Hoyos ya anda en precampaña presidencial.
Después de su derrota en el 2012 y en el 2018, el PAN no pudo construirse como oposición solida y quedó reducido a un partido coalicionista.
Juego de las sillas
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