RAMÓN ZURITA SAHAGÚN 2 agosto, 2022 | Hace 2 años
Si un amparo frenó la ofensiva de Layda Sansores contra el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, pronto encontró el relevo para continuar hostigando al presidente del partido tricolor.
Como si actuarán en mancuerna, un grupo de priistas encabezados por el senador Miguel Ángel Osorio Chong, encontró la puerta para iniciar su reclamo sobre la conveniencia de que “Alito” Moreno fuera defenestrado de la dirigencia priista y se eligiera una nueva encabezada por el hidalguense o su aliada, la también senadora Claudia Ruiz (Salinas) Massieu.
La mesa estaba servida y el momento era el idóneo para el reclamo, los audios difundidos por la gobernadora de Campeche no requirieron de ser validados ni autentificados, simplemente se dio por hecho que la voz y los comentarios eran del ahora dirigente priista.
Nadie dudó de que fueran alterados o editados los audios, ni siquiera dentro de este grupo de priistas “distinguidos” que vieron la oportunidad de dar el zarpazo.
Se recurrió a una plantilla de ex dirigentes nacionales del partido que fueron convocados por Miguel Ángel Osorio Chong, para hacer suyo el reclamo para que el presidente del partido migrara hacia otros rumbos y asumir la dirigencia el único de los participantes que nunca ha dirigido al partido.
Convinieron una reunión los priistas y se le pidió la renuncia a Moreno Cárdenas basados en los primeros audios, aunque se acordó reunirse nuevamente.
Los ex dirigentes del partido, con excepción de Claudia Ruiz (Salinas) Massieu desistieron de su exigencia y buscó a los grupos de inconformes que se formaron para efectos mediáticos, encabezados por Fernando Lerdo de Tejada y otros personajes que después del lanzamiento del grupo, jamás hicieron propuestas, pero sí, de vez en vez, dejan constancia de que todavía existen.
Osorio Chong y su mancuerna, Claudia Ruiz Massieu, se fueron quedando solos, por lo que el ex secretario de Gobernación busca nuevas alternativas y aliados para sellar el relevo de “Alito”.
Lejos de buscar las vías para formar un frente común y enfrentar los virulentos ataques contra el dirigente del PRI, el reducido grupo de priistas inconformes que pretende encabezar Osorio Chong exige se adelante el relevo del dirigente nacional del partido tricolor pactado para agosto del año próximo.
Claro que el hidalguense ya mostró cuál es su interés, dividido en dos etapas, la dirigencia partidista y/o la candidatura presidencial del partido.
Y es que hay quienes afirman, sin pruebas, que “Alito” Moreno quiere mantenerse en la dirigencia priista por tres meses más, después de su periodo, para que ya iniciado el año electoral no se pueda hacer el relevo de dirigente nacional del partido.
Mientras unos muestran sus ambiciones que le endilgan al otro, el PRI se enfrenta a su mayor reto electoral en los estados, las elecciones del Estado de México, la anhelada “gema de la corona” de los gobiernos estatales que nadie jamás, además de los priistas la ha detentado.
Es por eso que el diferendo se hace más profundo cuando se acercan preciadas joyas como los gobiernos del Estado de México y de Coahuila, únicos que nunca han sido mancillados por partido diferente al PRI, las nominaciones a diputados federales y senadores, además de la nominación presidencial, la ambición surge, sin importar las consecuencias y que las disputas internas perjudiquen todavía más a un partido que perdió hace mucho la presencia nacional que mantuvo durante 70 años.
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No somos iguales es la frase recurrente del actual gobierno sobre los del pasado, aunque los hechos los desmienten. La elección de los 3 mil consejeros nacionales de Morena fue más de lo mismo. Actuaron como lo hicieron en el pasado los militantes priistas para seleccionar sus candidatos cuando jugaron a la democracia en los estados de Nuevo León, Colima y otros más y los perredistas que no podían contener a sus tribus en la elección de su dirigencia nacional. No fue más, pero tampoco menos de lo que ya conocemos.