Rubén Aguilar 27 abril, 2023 | Hace 2 años
Entre los integrantes del Ejército, los viajes del actual secretario de la Defensa con su familia eran un secreto a voces, pero nadie se atrevía a decir una palabra.
Un profesor, de muchos años en la maestría del Colegio Militar en Popotla, me cuenta que el secretario de la Defensa del presidente Enrique Peña Nieto, el general Salvador Cienfuegos Zepeda (Ciudad de México, 1948), entregó al candidato electo, Andrés Manuel López Obrador, una lista con cinco nombres de generales de división que podía considerar como secretarios de la Sedena.
Días después, el presidente le pidió que le entregara otra lista con más nombres, cosa que hizo el general. El presidente con estos nombres elaboró una lista de los generales que asumía como cercanos al entonces secretario de la Defensa, que nunca deberían ser considerados por él como posibles secretarios de la Defensa. El actual, Luis Cresencio Sandoval, no estaba en esas dos listas.
Entre los integrantes del Ejército, los viajes del actual secretario de la Defensa con su familia eran un secreto a voces, pero nadie se atrevía a decir una palabra. En el Ejército de México manifestar de manera abierta puntos de vista o críticas a los mandos superiores tiene un costo muy alto. Sus miembros lo saben. Actúan, por lo mismo, en la absoluta discreción, que se traduce en un silencio total.
Después de que el 17 de abril se hizo pública la investigación Los viajes del general secretario. Luis Cresencio Sandoval, realizada por Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), en alianza con Fábrica de Periodismo, firmada por Ignacio Rodríguez Reyna, de inmediato hubo reacciones al interior del Ejército. Lo “secreto” se hacía público.
El tenor de la reacción, en palabras de los mismos militares fue el siguiente: “De manera abierta y pública cero comentarios, pero, sin embargo, en conversaciones a nivel privado y personal, de desaprobación de prácticamente todo el Ejército”. Algo incluso nunca visto.
Me hicieron llegar un mensaje, de un jubilado, que ha estado circulando entre militares en retiro, también en activo, con referencia directa al actual secretario de la Defensa, que expresa el malestar que existe entre ellos por los viajes del general, que consideran son algo inadmisible para un soldado y más todavía para un general de cuatro estrellas.
Transcribo el texto: “Pobre cuate. No sabe, no tiene forma de saberlo, que su limitada capacidad intelectual fue precisamente la razón por la cual fue precisamente elegido para encabezar la Secretaría de Defensa Nacional. Creyó que era buena decisión, buen negocio, aliarse con lo más perverso, nefasto, corrupto y despreciable que ha existido en la historia del país. Ni modo … se lo ganó a pulso. Veremos dónde terminará el final. Por lo pronto ya está en el basurero de la historia”.
Los integrantes del Ejército se sienten agredidos y avergonzados. Hay una clara reacción en contra del general Luis Cresencio Sandoval. En público ningún militar va a decir lo que piensa. El costo sería muy alto, está en juego su carrera y jubilación. Es un hecho, aunque lo intente negar y minimizar el presidente, comandante en jefe, que el general ya no tiene calidad moral para dirigir al Ejército. Estamos ante una situación inédita. Y todo indica que en la superficie no pasará nada, pero abajo el ruido se intensifica. Por ahora solo vemos la punta del iceberg y no su estructura total. Esa es la que hunde los barcos.
@RubenAguilar