Iván Soto 1 julio, 2022 | Hace 2 años
Es prematuro para decir esto, pero veo muy complicado que los rostros más identificados con el sexenio de Aispuro puedan tener espacios de representación política que les permitan lucirse en el arranque del próximo gobierno. Y lo explico a continuación, además de poner ejemplos:
1.- En la víspera de la transición del poder político estatal, se empiezan a escuchar versiones acerca de que Verónica Pérez podría regresar a su curul como diputada en el Congreso del Estado para dar paso a la renovación del CDE.
La información que empieza a surgir de diferentes grupos del blanquiazul gira en torno a que el grupo aispurista intentará hacer alianza con Héctor Flores, ex precandidato a la gubernatura, para tratar de que sea éste el relevo de Vero en el Comité Directivo Estatal. Y así, atrincherarse un tiempo desde el partido.
Sin embargo, la relación de Esteban Villegas cada vez más afianzada con Marko Cortés, podría ayudar para que el gobernador electo sea verdaderamente el jefe político del PAN, y para ello dudo que Héctor Flores esté en sus planes como próximo nuevo dirigente, por varias razones que en la columna de hoy no alcanzaría a detallar.
¿Qué creo? Que Villegas hará valer esa condición de jefe político para proponer un liderazgo más afín a él y a su equipo, y ahí cobra fuerza la reaparición de perfiles como el de Bonifacio Herrera, por ejemplo.
La opción es también Gina Campuzano como presidenta del CDE panista, lo cual sería un interesante mensaje a los demás grupos, además de un guiño a favor de Leticia Herrera quien lograría tener un pie y la mitad del otro en ese partido.
2.- Ahora bien, cabe subrayar que Verónica Pérez es gente institucional, lo demostró con Aispuro y su grupo todos estos años, de tal suerte que ella no es aispurista sino panista de hueso azul, de toda la vida en ese partido pues.
En ese sentido, no suena nada descabellado que la actual líder estatal del PAN tenga como premio post-campaña no solo regresar a la diputación local, sino asumir la coordinación del Grupo Parlamentario panista, en sustitución del actual líder de la bancada, el diputado Joel Corral.
¿Por qué? Porque, insisto, será inevitable que Esteban Villegas quiera ser el jefe político del PAN en el partido, en el Congreso y en todas las trincheras, y ese liderazgo no se puede compartir con el que para ese entonces será ex gobernador.
Joel, por su parte, es pieza 100 por ciento de las confianzas de Aispuro, y ahí está el detalle, justamente, aunado al hecho de que los primeros 12 o 18 meses del próximo gobierno serán de mucha turbulencia para el equipo del actual sexenio.
3.- Con la dirigencia del PAN y la bancada del Grupo Parlamentario en modo colaborativo, Esteban puede trazar su ruta de reciprocidades con el panismo en diferentes trincheras donde tienen presencia.
Falta la parte proporcional del gabinete que compartirá con perfiles blanquiazules, sin embargo, la tendencia que se avizora es muy clara: los aispuristas necesitarán bajar perfil durante una parte importante del arranque del próximo sexenio para evitar que los fierros aispuristas que ya se encuentren en la lumbre se calienten de más.
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