RAMÓN ZURITA SAHAGÚN 29 julio, 2022 | Hace 2 años

El pase de charola

Uno de los grandes soportes de la actividad política mexicana es el llamado pase de charola que tantas críticas generó en el pasado y que se ha rescatado durante la presente administración. Habrá los puristas que separen el antiguo pase de charola del actual, ya que en el pasado significaba la recolección de dinero para las campañas políticas del partido en el poder.

En el gobierno actual se procede a la convocatoria de los empresarios y se les invita a cooperar con una de las tantas rifas a las que es recurrente el habitante de Palacio Nacional.

No hay grandes diferencias entre una y otra, ya que, en ambas, los empresarios saben que deben de cooperar o de lo contrario pueden suceder situaciones extrañas.

En el pasado, se recuerda aquella gran convocatoria en casa de Antonio Ortiz Mena, donde Emilio Azcárraga Milmo mostraba sus dotes de convocante y exhortaba a los participantes a que se sumaran a la campaña del candidato presidencial del PRI, partido omnipotente de aquellos lejanos años del final del siglo XX.

Hasta el hoy Presidente fue señalado en el pasado de que se solicitaron recursos para su campaña en una de esas grandes cenas.

La diferencia podría estribar en que los aportantes del pasado disfrutaban de una espléndida cena, rociada con buenos vinos y licores y las de ahora son magras, con atole champurrado y tamalitos de chipilín, que son la especialidad de la casa.  En el pasado, la cuota mínima era de un millón de pesos y de ahí en adelante las cantidades aumentaban, ya que los empresarios más prósperos y afines al gobierno mostraban su generosidad.

Ahora, las cuotas se marcan para la compra de billetes de lotería con costo de 500 pesos y cantidades de 5 millones de pesos, ya que los empresarios dóciles y generosos regalarían un “cachito” a sus trabajadores.

Las rifas son con fines benéficos o, cuando menos, así lo hacen sentir, ya que en la pasada se destinarían los logros económicos a escuelas y hospitales, aunque llegaron en goteo.

Hace poco tiempo se rifó el avión presidencial, así como cantidades de dinero, otras veces se han puesto en los paquetes de premios residencias decomisadas a la delincuencia y ahora serán lotes en una playa que se proyecta sea otro gran centro vacacional.

La idea del actual gobierno es derivar las ganancias de esta rifa a la construcción de una presa y desarrollar Playa Espíritu, ambas en Sinaloa, para hacer un Centro Integralmente Planeado de Fonatur, como lo son Los Cabos y Cancún.

La idea no es mala, pero, hasta ahora, todos estos proyectos ajenos a Los Cabos y Cancún no han logrado el desarrollo necesario para convertirse en atractivo. Huatulco es un ejemplo de ello.

Y es que la intención presidencial no es mala, la de convocar a los empresarios para participar en el desarrollo y crecimiento del país, pero sí lo es cuando los empresarios han sido uno de los tantos grupos golpeados desde la cima del gobierno federal.

Claro que hay una serie de empresarios beneficiados por la actual administración que corren presurosos ante el primer guiño, pero hay otros sumamente maltratados, que saben que es sí o sí, su abono a las causas propuestas en las cenas del tamal de chipilín.

El pase de charola sigue siendo un método con resultados.

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¡Dónde quedaron los grandes empresarios consejeros presidenciales? Y es que con gran alegría se anunció, al inicio del sexenio, la conformación de un grupo de empresarios de alto nivel, los que asesorarían al presidente López Obrador. Los empresarios que conformaron al grupo de consejeros son: Ricardo Salinas Pliego, presidente de Grupo Salinas; Bernardo Gómez, vicepresidente ejecutivo de Grupo Televisa; Olegario Vázquez Aldir, director general de Grupo Empresarial Ángeles; Carlos Hank González, presidente de Grupo Financiero Banorte. También Daniel Chávez Morán, fundador y director general de Grupo Vidanta; Miguel Rincón Arredondo, propietario de Bio Pappel; Sergio Gutiérrez Muguerza, presidente de De Acero; y Miguel Alemán Magnani, presidente de Grupo Alemán.

¿Qué pasó con ellos? Se sabe que tuvieron un par de reuniones con el Ejecutivo federal. Ahora Miguel Alemán se encuentra prófugo de la justicia, acusado de defraudación fiscal; Miguel Rincón se hizo compadre del Presidente y fue obligado a retirarse de una licitación abierta ganada; Ricardo Salinas es cuestionado porque sus empresas, supuestamente, deben impuestos y los otros simplemente se desperdigaron.

ramonzurita44@hotmail.com

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