RAMÓN ZURITA SAHAGÚN 4 agosto, 2022 | Hace 2 años
El clamor es grande y repetido cada seis años, en el cambio de Presidente de la República y se cuestionan los ciudadanos ¿será que por fin se actuará contra el antecesor?
Los cuestionamientos sobre la actuación de los antecesores del Presidente de la República en turno son acerca del súbito enriquecimiento de quienes detentan el Poder Ejecutivo y algunos de los personajes cercanos a su entorno.
Cada uno de los nuevos gobernantes se compromete a reunir pruebas y actuar en consecuencia, aunque en realidad nunca lo hacen.
Se habla de la existencia de un pacto de respeto hacia los antecesores, aunque no de protección a su equipo, por lo que el hilo siempre se revienta por lo más delgado.
Hay ciertas dudas suspendidas en el aire sobre la pasividad de los Ejecutivos y es que lo que se le haga al anterior, se lo harán al posterior.
Es cierto que, en la época de los gobiernos priistas, los sucesores eran parte del mismo equipo gobernante y se elegía al candidato que, casi siempre, resultaba ser el hijo putativo del anterior o su hermano o amigo de la vida.
Así fue como Miguel Alemán, llamado el “Cachorro de la Revolución” fue seleccionado y Adolfo Ruiz Cortines hizo lo propio con Adolfo López Mateos, para refrescar la Presidencia con un joven y éste optó por Gustavo Díaz Ordaz su antiguo compañero del Senado y el poblano lo hizo con Luis Echeverría su cómplice en la represión estudiantil.
Echeverría eligió a su compañero de andanzas José López Portillo y Jolopo decidió que Miguel de la Madrid era el indicado para refrescar la conducción del país. De la Madrid se decidió por su hijo putativo. Carlos Salinas de Gortari decidió que Luis Donaldo Colosio seguiría sus consejos y cuando falló el plan se fue por Ernesto Zedillo, a quien consideraba una eventual marioneta, lo que resultó ser un boomerang.
En situaciones difíciles cada uno de ellos actuó en consecuencia. Ruiz Cortines ejecutó a los gobernadores alemanistas como Manuel Bartlett, Tomás Marentes y Alejandro Gómez Maganda, entre otros.
Luis Echeverría relegó a los miembros del gabinete de Díaz Ordaz y López Portillo fue más allá y encarceló Félix Barra y Eugenio Méndez Docurro del gabinete anterior y Alfredo Ríos Camarena y Fausto Cantú Peña, entre otros cercanos de Echeverría. De la Madrid persiguió y encarceló a Arturo Durazo Moreno y al entonces senador Jorge Díaz Serrano.
Salinas actuó con tiento, ya que requería de unidad, ante las sospechas de fraude electoral, pero le dio tiempo para defenestrar a los gobernadores Mario Ramón Beteta, Luis Martínez Villicaña y Xicoténcatl Leyva y Zedillo mostró que la camisa salinista no le quedaba y actuó en consecuencia, marginando al ex Presidente y encarcelando a su hermano, Raúl.
Sin embargo, salvo el caso de Zedillo con Salinas, los ex presidente gozaron de impunidad o sus sucesores no quisieron investigar para fincarles responsabilidades.
Con todo y ello, la ciudadanía mantuvo en alto su clamor de actuar en contra de los ex Presidentes, sin resultado alguno.
Regularmente se guardaba la información sobre eventuales actos de corrupción, para amagar cualquier intento de intromisión en la siguiente administración.
Los rumores sobre acuerdos y compromisos siguieron y se intensificaron más en el actual gobierno, ya que fue evidente la gran corruptela de la pasada administración, en la que se incluyó al entonces Presidente Enrique Peña Nieto. La pasividad del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para actuar en contra de su antecesor dio pie a murmullos y rumores sobre un supuesto pacto.
Ahora la Fiscalía General de la República detona que hay tres investigaciones en contra de Peña Nieto: lavado de dinero, delitos electorales y enriquecimiento ilícito. El presidente López Obrador se deslindó del tema y negó se trate de una venganza contra su antecesor.
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Increíble resulta que René Curiel Obscura se encuentre de vuelta en Pemex, ya que el sexenio anterior fue el principal operador de la dirección general que encabezó José Antonio González Anaya, a quien también acompañó como oficial mayor en Hacienda y el gran negociador en el IMSS. Curiel, como su segundo apellido, es un personaje obscuro, con negro historial que ahora despacha como delegado en Pemex Operación y Exploración.