RAMÓN ZURITA SAHAGÚN 31 octubre, 2022 | Hace 2 años
Siempre ha sido así, los hijos de personajes famosos o poderosos buscan seguir los pasos de sus ancestros.
Da igual si su desempeño fue en la actividad política, artística, empresarial, académica o intelectual.
En realidad son pocos los que consiguen alcanzar el nivel de alguno de los padres, a los que siguieron los pasos.
Hasta ahora, ninguno de los políticos hijos de Presidentes de la República alcanzó el mismo rango, aunque algunos lo intentaron.
Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano ha sido el único hijo de Presidente que se postuló para alcanzar el máximo nivel político del padre. Lo hizo en tres ocasiones y fracasó siempre.
Eso sí, como su padre, fue gobernador de Michoacán y alcanzó la dirigencia nacional de un partido político, aunque distinto al de su padre.
Miguel Alemán Velasco se asomó tímidamente a la posibilidad, aunque sí alcanzó el rango de gobernador como su padre.
Ahora ante la cercanía de los comicios presidenciales del 24, un hijo de quien detentó la banda presidencial alza la mano y se apunta como aspirante presidencial, aunque son pocos los que le ven pinta de candidato.
Enrique de la Madrid se encuentra dispuesto a entrar en la competencia como abanderado del PRI y buscar la alianza de los principales partidos de oposición para tratar de competirle a quien resuelva Morena sea su candidato o candidata.
De la Madrid es como su padre, Miguel de la Madrid, a quienes muchos descalificaban en la carrera presidencial de 1982.
No es carismático, ni tiene una presencia que encienda a sus seguidores y tampoco un discurso que prenda lo necesario para impactar al electorado.
Por el contrario, dos de sus entrevistas dejan mucho que desear. En una refiere que será candidato, aunque el PRI no forme parte de la alianza que intentan formar con PAN y PRD, algo insólito, ya que tendría que ser respaldado por el tricolor para disputar en una interna la posibilidad de ser abanderado presidencial. La otra invita a la panista Lilly Téllez a que sea su secretaria de Gobernación, en caso de ganar la Presidencia de la República, cuando la sonorense no ha dado muestras de contar con tablas en la política y sus discursos se basan en la descalificación, insultos y agresiones directas a los que se atreviesen en su ruta.
A De la Madrid no le queda el protagonismo, ni siquiera entrar al terreno de las descalificaciones, ya que debe seguir por el camino de las propuestas, de las ideas, aunque al electorado le gustan con mayor enjundia y aplomo.
Otro de los personajes que asoma tímidamente y que algunos quieren meter a la carrera presidencial es Lázaro Cárdenas Batel, quien como su padre y abuelo ya fue gobernador de Michoacán.
A Lázaro tal vez le pese el nombre y apellido que carga, pues con todo y que es el jefe de asesores del Presidente de la República no se le ven ganas de entrar en la carrera y si lo hace sería demasiado tarde, cuando las tres “corcholatas” presidenciales le llevan una amplia ventaja.
Hay quienes dicen que es una de las cartas escondidas del Ejecutivo federal, ya que su sólo nombre convocaría a legiones de seguidores, lo que parece totalmente equívoco. Su padre, Cuauhtémoc fue candidato presidencial en tres ocasiones y con excepción de la primera en las otras dos de poco le sirvió el linaje.
Por lo pronto, es casi seguro que pasen varios años más sin que un hijo o neto de Presidente pueda llegar a ocupar el mismo cargo de elección popular que su ancestro.
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El diputado Antonio Pérez Garibay era uno de los más contentos por el podio conseguido por Sergio “Checo” Pérez en la carrera de F1 y es que ya bajó sus pretensiones y confía en que la fama del hijo sea el puente que le permita ser candidato de Morena al gobierno estatal. El corredor de autos fue objeto de varios homenajes en su estado natal, Jalisco, y su padre aprovecha esos espacios para hacer política.