Columnista Invitado 22 junio, 2022 | Hace 2 años
Esta historia comenzó en 1980.
Cuando se acercaba la sucesión de José López Portillo, algunos aspirantes buscaron a Luis Echeverría para recibir consejo y apoyo.
Por instrucciones de su jefe, el dirigente priista Gustavo Carvajal Moreno los descalificó con una frase:
-¿Que fulanito de tal fue a San Jerónimo -donde vive Echeverría-? -le preguntaron los reporteros.
-Fue a recibir el beso del diablo -contestó el político veracruzano.
Como la historia es circular y nadie aprende del pasado, ahora se empieza a dar este fenómeno con miras a las candidaturas para gobernador del año próximo.
Y como han visto actuar sólo por sí y para sí y a espaldas de la militancia a la triada Alejandro Moreno, Alito, Rubén Moreira y Carolina Viggiano, acuden a Insurgentes Norte.
No reparan en un hecho: justamente de ahí han salido los candidatos, todos perdedores, de un partido al cual recibieron con 14 gubernaturas y solamente les quedan dos.
EL BESO DEL DIABLO
Esas dos son la pública ambición del deseo.
Pero hay un detalle: difícilmente ellos podrán intervenir en el Estado de México y Coahuila, donde Alfredo del Mazo y Miguel Ángel Riquelme son mano y tienen los ases.
Comencemos:
Del Mazo abiertamente defendió su feudo y decidió retirar a sus funcionarios impulsados desde Insurgentes y Avenida Colosio.
Un mensaje a Alejandro Moreno, Alito:
-Aquí mando yo.
Y Del Mazo decidirá porque para ello tiene una mujer casi ungida simplemente en espera de confirmar cómo dar paridad de género para respetar la Constitución y las leyes electorales.
En esos términos, pareciera primar Miguel Ángel Riquelme, quien mantiene el control político de Coahuila y ha perfilado a Manolo Jiménez Salinas como su sucesor.
Ni sombra le haría Ricardo Mejía Berdeja, cuya salida de Seguridad Pública sería en beneficio a la nación si lo sustituye alguien con menos rollo pero más capacitado y efectivo en el combate a la delincuencia.
TRAGEDIA OLVIDADA
El Gobierno del crimen ha sentado reales en el país y en el ánimo social.
Sólo así se explica cómo la clase política y los medios de comunicación dejaron pasar el 14 aniversario de la tragedia de la discoteca New’s Divine.
El 20 de junio de 2008 hubo 13 adolescentes muertos y 16 heridos mientras celebraban en ese lugar de la Gustavo A. Madero el fin de cursos de su secundaria.
El origen fue un operativo policial, entonces a cargo de Joel Ortega, y al parecer los jóvenes, asustados, iniciaron una estampida para intentar escapar.
29 de ellos no encontraron la salida y pagaron su error con la vida o lesiones, para conmoción de una sociedad capitalina sin respuesta.
Con el tiempo el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard (hoy corcholata presidencial) determinó el cese de su procurador Rodolfo Félix Cárdenas y su jefe policiaco, Joel Ortega.
En el aire quedaron los señalamientos de Derechos Humanos sobre detenciones arbitrarias, abusos sexuales, brutalidad de la fuerza pública y vejaciones.
A falta de justicia, familiares y amigos conmemoraron ayer la desgracia con una misa y actos culturales mientras el lugar de la tragedia es un memorial.
LEG