RAMÓN ZURITA SAHAGÚN 23 junio, 2022 | Hace 2 años
Nuevamente, el Estado de México se encuentra en la órbita de los partidos políticos, toda vez que la elección de junio del año próximo está considerada como fundamental en la carrera por la Presidencia de la República.
Se trata de la entidad más poblada del país y una de las dos que quedan en la república que jamás han sido gobernadas por un partido que no sea el PRI.
El interés por el ahora partido mayoritario Morena, es sumamente grande y cuentan con la experiencia de hace cinco años, cuando se quedaron a tres puntos de conseguir la victoria.
Son tres ocasiones anteriores en las que el PRI entró a la contienda estatal con el alto riesgo de perder la hegemonía. 1999, 2005 y 2017, en todas las demás se advertía la fuerza arrolladora del Revolucionario Institucional.
En 1999, la candidatura de Arturo Montiel, como abanderado del PRI y el crecimiento tenido por el PAN con triunfos en Querétaro, Nuevo león, Guanajuato, Baja California y otras entidades del país hizo crecer la figura de José Luis Durán Reveles que libró una fiera lucha con los todavía fortalecidos priistas. Llegó un momento en que se pensó en que el PRI cedería ese espacio a la ola blanquiazul, que un año más tarde ganaría la Presidencia de la República. El resultado en las urnas decretó 35 puntos porcentuales para la alianza del PAN y PVEM, contra 42 por ciento del ganador Arturo Montiel, apoyado solamente por el PRI. La presencia de Higinio Martínez, como candidato de PRD y PT, hizo la diferencia, ya que el nuevamente interesado en competir, ahora con los colores de Morena, obtuvo más del 21 por ciento de los votos.
Seis años después, un imberbe Enrique Peña Nieto fue proyectado a la candidatura a gobernador. Se trataba de un político bisoño con escasa presencia en el estado y que fue candidato por la voluntad del gobernador Arturo Montiel. Las campañas iniciaron con una ventaja en las encuestas para el candidato del PAN, Rubén Mendoza Ayala, por encima de los veinte puntos. El joven Peña Nieto lo venció con amplitud, sacando más de 20 puntos de diferencia. Peña Nieto se encumbró ahí para la contienda presidencial. Aquí también tuvo mucho que ver que el PRD con su candidata Yeidckol Polevnsky obtuvo el 21 por ciento de los sufragios.
2017 fue la tercera ocasión en que la oposición al PRI intentó derrotarlo en la fortificación del Estado de México. Alfredo Del Mazo pudo aventajar en las urnas a Delfina Gómez, candidata del apenas balbuceante Movimiento Regeneración Nacional, sacándole tres puntos de diferencia. Otra vez un partido de oposición contribuyó a la victoria priista, ya que Juan Zepeda, candidato del PRD, obtuvo una cifra cercana a los 20 puntos.
En esas tres ocasiones los puntos que recibió el partido de izquierda coadyuvaron para hacer la diferencia y favorecer al PRI.
Ahora será el momento de ver si la alianza de Va por el Estado de México, conformada por PAN, PRI y PRD, puede marcar la diferencia desde la oposición en que se han constituido a nivel nacional.
Es cierto que el PRI gobierna la entidad, pero también lo es que los candidatos de esa alianza no representan mucho a nivel estatal. Alejandra del Moral, secretaria de Desarrollo Social es empujada como aspirante por el PRI y Enrique Vargas por el PAN y entre ellos saldrá el abanderado de dicha alianza, si es que se mantiene vigente.
Y aunque existen otros aspirantes, ellos son los favorecidos por los partidos en que militan. Ana Lilia Herrera, Ernesto Nemer y Ricardo Aguilar, por parte del PRI se mantienen distantes del respaldo del gobernador Alfredo Del Mazo, al que no se le tiene tanta confianza, ya que su posición es similar a la de Alejandro Murat, Omar Fayad, Claudia Pavlovich y Quirino Ordaz, entre otros que han rendido la plaza.
Del Mazo es un gobernante disminuido, con escasa presencia y prestigio, lo que lleva a creer que podría entregar la plaza a cambio de un salvoconducto.