RAMÓN ZURITA SAHAGÚN 20 enero, 2023 | Hace 2 años
Ser candidato presidencial es una aspiración legítima de los políticos, sin importar sus tendencias ideológicas.
Manifestarlo públicamente es un derecho que da la libertad de expresión y buscar los canales por los cuales pueda entrar en la competencia, se encuentra dentro de la legalidad.
En México, un país pleno de vida democrática (aunque para algunos no lo es) los prospectos presidenciales abundan, algunos respaldados por grupos, otros por sus partidos y los menos por ellos mismos.
Hay quienes tienen la confianza de ser considerados entre el nutrido grupo de aspirantes de todas las ideologías y otros sin ella y aquellos que a la menor provocación se insertan y buscan la notoriedad que da el ser ubicado dentro de estos selectos grupos.
Algunos lo toman en serio, otros calculan y sopesan su realidad y se dan cuenta que solamente es engordar la nómina.
Los tres principales partidos políticos, el mayoritario (Morena) y los dos principales opositores dieron a conocer su lista de hombres y mujeres que pueden convertirse en candidatos presidenciales.
Morena abrió la caja de Pandora para dar a conocer una extensa lista de manera muy anticipada. Fue el propio Presidente de la República el que enumeró a cada una de las mujeres y hombres que podían aspirar a sucederlo, aunque esa lista la recortó a tres personas, dos hombres y una mujer, a las que catalogó como “corcholatas” y que ahora se encuentran enfrascados en la disputa por la nominación de Morena.
Claudia Sheinbaum pretende ser la primera mujer Presidenta de México; Marcelo Ebrard busca recuperar el tiempo perdido hace doce años y Adán Augusto López vive la adrenalina de ser parte de este singular grupo.
Relegado durante mucho tiempo, Ricardo Monreal consiguió, por fin, ser catalogado como “corcholata” y engrosar el ahora cuarteto de figuras de la 4T del que saldrá él o la abanderado@ de ese partido que competirá en 2024.
Pero mientras Morena se encuentra firme con sus aspirantes, los demás partidos quieren entrarle al juego de la sucesión, aunque lo hacen en forma tímida y dándole vueltas al tema.
Priistas y panistas iniciaron hace cerca de seis meses una pasarela para mostrar sus cartas y pronto se evaporaron, aunque de ese grupo de quince prospectos subsisten Enrique de la Madrid, Beatriz Paredes, del PRI; y Santiago Creel, del PAN.
Esta semana, aprovechó el panista Mauricio Vila, gobernador de Yucatán, para hacer su presentación ante medios de la capital del país y mostrar las cartas con las que pretende competir en una sucesión, donde, hasta ahora, no tiene cabida. El gobernador de Yucatán aprovechó el majestuoso acto con que rindió su cuarto informe de gobierno, para usarlo de plataforma de lanzamiento, trasladándose a la capital del país y asomarse al gran escenario político.
En Movimiento Ciudadano, las tres cartas presidenciales no se deciden si participan o no, ya que Luis Donaldo Colosio, Enrique Alfaro y Samuel García muestran un día su interés, para pronto recular y esconder la cabeza.
La llamada sociedad civil no acierta proponer una carta sólida que le permita convertirse en una alternativa y solamente Demetrio Sodi expresa su deseo de ser candidato ciudadano, aunque se encuentra muy lejos de ello.
La realidad es que los opositores de Morena están dejando pasar un tiempo precioso que será difícil de recuperar cuando deseen participar.
Por lo pronto, los ahora cuatro mosqueteros de Morena se mantienen a la cabeza de las preferencias y tendría que venir un tsunami, provocado por una gran fractura del Movimiento de Regeneración Nacional, para cimbrar las estructuras de lo que, por ahora, se ve como una prolongación de la Cuarta Transformación.