RAMÓN ZURITA SAHAGÚN 10 agosto, 2022 | Hace 2 años
Nadie lo duda, Beatriz Elena Paredes Rangel es una de las mujeres política con mayor conocimiento del tema. Experimentada, profesional e inteligente.
¿Sería una buena candidata presidencial? Tal vez sí, dirán algunos, puede ser que no, opinarán otros.
Beatriz, a diferencia de su tocaya de nombre y vislumbrada como potencial aspirante de Morena, cuenta con un largo paso por los cargos de elección popular, de los tiempos en que se necesitaba conseguir el respaldo ciudadano en las urnas para llegar a la representación popular.
Diputada local una y federal de mayoría un par de veces y gobernadora de su entidad natal (la segunda mujer en la historia de México en alcanzar ese rango), Paredes Rangel ocupó diversas posiciones partidistas y de gobierno, desde la dirigencia estatal del PRI y la nacional de la CNC y dos subsecretarías, la de Reforma Agraria y la de Gobernación, además de la secretaría general del CEN del PRI, en una primera etapa que después derivó en dos representaciones de México en el extranjero, las embajadas en Cuba y Brasil.
La presencia de Paredes Rangel en su primera etapa política fue avasalladora, desde su formación en el Movimiento Nacional de la Juventud Revolucionaria, aunque con el advenimiento del siglo XXI y la pérdida de la Presidencia de la República por parte del PRI, las cosas cambiaron para ella.
Aquella Beatriz osada y atrevida que a los 33 años fue gobernadora de Tlaxcala y a los 26 años de edad respondió el tercer informe de gobierno del Presidente de la República y que encabezó el Congreso de Tlaxcala a los 24 años de edad se transformó a inicios del siglo XXI, a pesar de que respondió otro informe de gobierno presidencial, a partir de 2002 cayó en un bache electoral, donde las derrotas se acumularon una y otra vez, aunque intentó un reposicionamiento de su figura pública.
Beatriz compitió por la presidencia del CEN del PRI con Roberto Madrazo Pintado y en una elección interna que fue calificada como “cochinero” cayó vencida y retornó derrotada a su curul. Cuatro años más tarde fue candidata al gobierno de la CDMX y nuevamente recibió un revés ante el ganador Marcelo Ebrard y fue enviada a la tercera posición con un magro 21 por ciento de votos.
Beatriz recibió la oportunidad de una revancha y ganó la dirigencia nacional del PRI donde sentó las bases para que su partido recuperara la mayoría en la Cámara de Diputados en 2009 y la Presidencia de la República en 2012.
Nuevamente fue candidata priista al gobierno del DF y perdió otra vez y aunque quedó en segundo lugar sufrió un bajón en la recolección de votos al quedar con un porcentaje de 19 por ciento.
Beatriz, insistimos, es una política profesional, con experiencia y negociadora, pero que vio pasar sus mejores tiempos durante el trayecto de 25 años entre 1975 y el año dos mil. Se destapó como prospecto del PRI y es tan pobre la caballada en el tricolor que llegaría, de darse su nominación, con 70 años de edad y 20 años de no hacer campaña electoral, ya que sus últimos cargos legislativos han sido de representación proporcional.
Beatriz Paredes pertenece a otra generación que ya no embona con las actuales y donde estaría, posiblemente en inferioridad, ante candidatos con mayor dinamismo. Eso sí, Paredes Rangel mantiene el entusiasmo y cuenta con un historial bohemio que le permitiría un mejor posicionamiento.
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La lucha por la presidencia de la Mesa Directiva del Senado de la República se hace cada vez más competida y será en el seno del grupo legislativo de Morena donde se defina la propuesta. José Narro Céspedes, legislador Zacatecas y Alejandro Armenta se presentan como las dos caras visibles de esa posibilidad. Higinio Martínez se descartó y ante los negativos de Armenta, se pretende revivir la figura de Eduardo Ramírez para presidir nuevamente esa parte del Poder Legislativo. La guerra sucia en contra de Narro Céspedes se incrementa, por lo que la definición puede partir del verdadero dirigente de Morena… Olga Sánchez Cordero definió su futuro político, quiere continuar en el Senado de la República y desiste de buscar otro tipo de nominación.