RAMÓN ZURITA SAHAGÚN 3 octubre, 2022 | Hace 2 años
Desde hace muchos años, la salud del Presidente (quien esté en turno) es una gran preocupación para los mexicanos, especialmente para los sectores político, empresarial y financiero y provoca leyendas e historias.
Y a pesar de las peticiones y exigencias para que los candidatos entreguen un reporte de salud antes de entrar en la contienda presidencial no se tiene respuesta positiva.
Del presidente López Obrador conocimos la realidad de su salud debido al hackeo de información sustraída de los archivos de la Secretaría de la Defensa Nacional y nos enteramos de esa forma que la salud del Ejecutivo federal es precaria, aunque él diga lo contrario.
Tan lo es, que en enero tuvo que ser trasladado de urgencia al hospital, donde fue atendido eficientemente y pudo restablecerse, aunque se cuidó mucho que la información no se filtrara públicamente y quedara consignada en archivos secretos.
Nada de darla a conocer, porque podrían generar inquietud en los medios financieros y políticos y los proyectos de la 4T podrían sufrir alteraciones.
López Obrador, como todos los Presidentes del pasado, guarda celosamente su expediente médico, aunque es sabido de que sufre de hipertensión; fue objeto de un cateterismo y hace cerca de una década sufrió un infarto.
Dice el secretario de Salud, el que por cierto no es su médico de cabecera, que su salud es excelente y que todo se deriva de la hipertensión que sufre, la que por cierto se presenta de lo más común en el mundo entero y es la primera causa de las enfermedades cardiovasculares.
Según los expertos en el tema, la hipertensión arterial es conocida como la enfermedad silenciosa, porque en la mayoría de los casos no presenta síntomas, razón por la que se pueden presentar problemas cardíacos, renales y cerebrales, sin saber que los padece.
Sin embargo, en el caso del Presidente si se sabe que la tiene y está bajo cuidados especiales, lo que no significa que esté al margen de posibles complicaciones.
Hacer una dieta pobre en sal, perder el exceso de peso, dejar de fumar, moverse, caminar, hacer uso de la bicicleta, son algunas de las recomendaciones para los que padecen esta enfermedad que resulta sumamente riesgosa y de alta mortandad.
La enfermedad como todas las de alto riesgo debe atenderse y estar bajo prescripción médica, siguiendo cuidadosamente todas las recomendaciones de los facultativos.
Al margen de ello, la forma en que se obtuvo la información no es la más adecuada, como tampoco el que sea un secreto que forme parte de los expedientes secretos el que el pueblo de México conozca la salud de su mandatario.
No es la primera ocasión en que la secrecía es la manera de actuar de los políticos en muchos de los temas nacionales que deben ser tratados públicamente, para el conocimiento de sus gobernados.
Se recuerda que el presidente López Mateos era víctima de fuertes dolores de cabeza, por lo que tendía que ausentarse días del cargo, sin hacerlo del conocimiento público y que fue ese el motivo de su muerte provocado por un aneurisma cerebral.
Hasta inicios de este siglo, el sigilo con que se manejaba la información sobre malestares presidenciales era grande, hasta que Vicente Fox fue intervenido quirúrgicamente y no se pudo guardar el secreto, al igual que con Enrique Peña Nieto.
Con todo y ello, la secrecía con que se maneja la información sobre la salud de los Presidentes hace circular versiones, especulaciones, presunciones y rumores sobre la salud del presidente López Obrador, las que se acentúan con el conocimiento que se tiene de sus males, con todo y la ironía que el practica con la versión divulgada.
Por eso, ahora que se acerca la sucesión presidencial, valdría la pena se obligara a los aspirantes a dar a conocer su expediente médico y hasta no estaría de más someterse a un examen de salud mental, por el bien de la Nación.
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Nuevamente, un helicóptero de la Marina se vino al suelo, provocando la muerte de militares y poniendo en jaque a la población. En esta ocasión ocurrió en el puerto de Frontera, Tabasco, dejando saldo de tres muertos y dos heridos. Qué está pasando con las aeronaves de las fuerzas armadas que con frecuencia se ven envueltos en este tipo de percances. Valdría la pena hacer una amplia investigación para ver si la austeridad aplicada es la razón de una falta de mantenimiento o la impericia de los pilotos, la que provocan este tipo de situaciones.