Jose Ureña 11 octubre, 2022 | Hace 2 años
Los números no dan.
El Gobierno quiere a Guadalupe Díaz Carranza como dirigente para manejar a los notarios del país, considerados base de la certidumbre jurídica.
Pero hay un problema: no concita simpatías.
La mayoría de los colegios locales han expresado respaldo al otro contendiente, Nicolás Maluf Maloff.
Si la manifestación de apoyos públicos se manifiesta en sufragios, el mexiquense superará a la oaxaqueña con mala fama en su estado.
Salvo un fenómeno:
Desde diferentes oficinas públicas está en marcha la maquinaria para hacerla ganadora el 12 de noviembre en votos para Díaz Carranza.
Ella tiene gran parte de la culpa.
A donde va presume el respaldo del secretario de Gobernación, Adán Augusto López, y de su antecesora y senadora Olga Sánchez Cordero.
Los apoyos están en redes sociales y eso no ha gustado a gran parte de los cuatro mil 500 fedatarios públicos -sólo 750 mujeres- inmersos en problemas de presión e inseguridad crecientes.
CAMINOS DE SUJECIÓN
¿Por qué volvemos sobre este tema?
Porque por primera vez se ve la dura mano del Gobierno lopezobradorista en un proceso democrático de un colegio de profesionistas, el Nacional del Notariado Mexicano.
Atrás vendrían intervenciones generales en las demás profesiones aunque en el pasado haya habido operaciones similares con resultados deleznables.
En tiempos de Luis Echeverría hubo diferencias con Guillermo Carrillo Arena y debió dejar la presidencia del Ilustre Colegio Nacional de Arquitectos de México.
Más tarde fue reivindicado por Miguel de la Madrid, quien lo nombró secretario de Desarrollo Urbano y Ecología, pero el daño profesional estaba hecho.
Situaciones similares vivió el Colegio Nacional de Economistas, cuya conciencia crítica servía para orientar a la hacienda pública, el gasto y el desarrollo ante los desatinos de Echeverría o los excesos de José López Portillo.
Cualquier similitud con el tiempo actual es casual.
De nada sirvió tener la priista Liga de Economistas Revolucionarios porque luego se les confundió, pasaban de un lado a otro y por eso el CNE languidece hoy sin importancia ni protagonismo.
Ese es el riesgo de la línea oficial y allá los notarios si marcan el camino de la sujeción.
DEBATE EN EDUCACIÓN
Una voz desde el Gobierno se ha sumado a favor de la educación pública.
En un congreso de tutoría en Puebla, a nombre de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu) habló Etelvina Sandoval.
Lo planteó: se requiere del diseño y puesta en marcha de una política nacional de formación docente para incidir en el desarrollo profesional.
Nada nuevo, dirán muchos, sobre todo porque refuerza la lucha impulsada por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, encabezado por Alfonso Cepeda.
El tema está en el Gobierno.
No se conoce proyecto en este sentido de la secretaria Leticia Ramírez, pero la idea de la junta de Gobierno de Mejoredu va en consonancia con el gremio de Alfonso Cepeda:
“Vincular la formación inicial con la formación continua y recuperar el conocimiento y los saberes de los maestros experimentados para apoyar a los docentes noveles”·
LEG