Carlos Ramírez 25 julio, 2022 | Hace 2 años
Después de la afirmación presidencial mexicana de que el operativo para arrestar al capo Rafael Caro Quintero había sido de las autoridades mexicanas, la DEA mandó un mensaje directo a través del The Washington Post: la agencia estadounidense antinarcóticos fue la responsable de la captura.
Y aunque la DEA tiene fama de autonomía relativa en materia de operativos, en la realidad sigue respondiendo a su dependencia en el Departamento de Justicia y sobre todo a su participación directa en la Comunidad de Inteligencia de los Estados Unidos, que se maneja a través del director de inteligencia nacional de la Casa Blanca.
En este contexto, habrá que esperar una aclaración: ¿la DEA saltó las trancas de la Casa Blanca para desmentir al Presidente de México o sus filtraciones al Post fueron autorizadas de manera oficial?
Los datos de la DEA al periódico estadounidense podrían conducir a un nuevo enfriamiento en las relaciones institucionales con el Gobierno mexicano, pero en momentos en que el narcotráfico es el punto de fricción más importante entre los dos países: Estados Unidos quiere el control de los cárteles para administrar la droga que llega a sus millones de adictos, en tanto que México no quiere darle escobazos al panal y desatar una nueva fase de violencia en sus calles.
Lo que queda por aclarar es si la DEA registró el operativo contra Caro Quintero ante autoridades mexicanas como le exigen las reglas definidas en diciembre de 2020 o, de nueva cuenta, la agencia antinarcóticos sigue operando al margen de las obligaciones y controles mexicanos.
El embajador estadounidense Ken Salazar entendió el conflicto y apoyó la información oficial de que lo de Caro fue un operativo mexicano, pero días después la DEA le dio una bofetada al embajador con la información filtrada al Post.
Zona Zero
Si los indicios hasta ahora son suficientes, es posible que la extradición del capo Rafael Caro Quintero no se resuelva en el corto plazo, sino que se alargue el tiempo suficiente para disminuir la potencialidad del conflicto que representa todavía el asesinato del agente Enrique Camarena Salazar en febrero de 1985. La DEA quiere involucrar a funcionarios mexicanos de entonces y pedir su arresto y extradición, entre ellos, desde luego, el entonces secretario de Gobernación, Manuel Bartlett Díaz.
(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
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