RAMÓN ZURITA SAHAGÚN 17 agosto, 2022 | Hace 2 años
La búsqueda de las candidaturas presidenciales está derivando en una total “pachanga”, en los que muchos se asumen como aspirantes, sin tener ni las cualidades y mucho menos el respaldo necesario para convertirse en una realidad.
Hay de todo en la viña del señor, reza el viejo adagio, en referencia a que hay de chía, de limón, horchata y de lo demás.
Faltando poco menos de dos años, los prospectos alzan la mano y se asumen como tales, por sus propios medios, aunque hay los menos que van con el aval del árbitro. Entre los primeros se encuentran los tres considerados como “corcholatas” que cuentan con el apoyo del propio Presidente de la República, quien fue el destapador de sus principales cartas.
Hay otros que pretenden la nominación abriendo sus propias cartas, sin que hasta el momento cuenten con el aval de su partido o de otros militantes que los respalden. Casos concretos los de Lilly Téllez, Gerardo Fernández Noroña, Beatriz Paredes, Alejandro Murat y Enrique de la Madrid, entre otros.
Todos ellos se autopostularon y se encuentran a la espera de mejores tiempos, para ser medidos y considerados dentro de la larga lista de encuestas que ya circulan por doquier.
Quien sí ya encontró el aval de su partido, aunque no se le considera con posibilidades es Silvano Aureoles Conejo, ex gobernador de Michoacán, quien se pronunció como aspirante y pronto fue avalado por su partido, el PRD, ya que es tan escasa la militancia que respaldará al que alce la mano y se autonomine.
La pobreza del respaldo electoral hacia el partido de la Revolución Democrática es enorme, ocasionada por la migración de la mayoría de sus militantes y cuadros dirigentes hacia Morena, provocando que en cuatro años el partido perdiera el registro local en muchos estados, aunque mantiene el federal, por una magra diferencia.
El PRD tiene la menor bancada de diputados federales de todas las que forman parte de la actual legislatura y en el Senado de la República ni siquiera mantiene el número suficiente que le permita contar con una bancada (cinco), aunque transgrediendo las reglas mantiene el subsidio como bancada.
Con todo y ello, los perredistas saben que como parte de la alianza Va por México tiene derecho a postular a uno de sus agremiados como aspirante presidencial y qué mejor que Silvano Aureoles, un político que llegó a tener buenos niveles de aceptación, tanto así que concursó dos veces para el gobierno de Michoacán, saltando del tercer lugar en su primera intentona a la victoria en la segunda.
Aureoles Conejo fue coordinador de una buena bancada del PRD, la última numerosa y antes de ello fue senador de ese mismo partido. Sin embargo, al término de su mandato como gobernador se dio paso a una serie de rumores que hablan de una enorme cantidad de recursos gubernamentales desviados y de enriquecimiento del propio gobernador y otros eventuales delitos cometidos durante su ejercicio.
Hasta el momento, no se sabe de alguna causa iniciada en su contra y aunque no tiene posibilidad alguna de convertirse en candidato ni de su partido y mucho menos de la alianza no es difícil que se inicie un proceso en su contra para intimidarlo.
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Fuertes son las diferencias entre el ex gobernador Jaime Bonilla y la actual mandataria de Baja California, Marina del Pilar Ávila, donde la segunda expuso al senador con licencia ante las autoridades sobre un supuesto ilícito cometido por el ex mandatario y otros personajes de su gobierno, mediante los delitos de colusión y corrupción de servidores públicos y aunque Bonilla acudió a rendir declaración no se contaba con todos los elementos ni se conocía el expediente, por lo que la audiencia fue diferida para octubre. Sin embargo, ambos personajes se enfrascaron en una guerra de declaraciones, donde la gobernadora dijo que puede esperar dos años para que Jaime Bonilla termine en la cárcel, por estar protegido por fuero y el ex gobernador considera que el gobierno fallido de Marina la hace actuar de esa forma. Bonilla responsabilizó a Marina de los hechos violentos sucedidos el pasado fin de semana. Mientras tanto, entre los ciudadanos de Baja California se comenta que Marina es manipulada por su esposo Carlos Torres, quien es, finalmente el que gobierna con un grupo de destacados panistas.