RAMÓN ZURITA SAHAGÚN 21 octubre, 2022 | Hace 2 años
Dos han sido los candidatos presidenciales que han conseguido entusiasmar a las masas y, por consiguiente, llevarlos a votar para garantizar su victoria en las urnas.
Ambos son diametralmente diferentes en todos los sentidos, pero consiguieron hacer del proceso electoral un evento emotivo que los llevó a las urnas.
Los dos personajes se presentaron como candidatos dentro de este siglo y compitieron por un partido de oposición, lo que hizo más válida su victoria.
Usaron un lenguaje sencillo y llegador al alma de los electores que como devotos fervientes acudieron en masa a votar y de esa manera conseguir que dichos personajes pudieran llegar para concretar sus ofertas de campaña.
Ninguno de los dos hizo válidos esos ofrecimientos, por lo que los ciudadanos continúan con sus reservas para respaldar a los candidatos a los cargos de elección popular, aunque esperan que se presente alguno otro que sus dichos y palabrerías los motive y aliente para entusiasmarlos nuevamente.
Y es que hasta el momento ninguno de los prospectos presidenciales suena como motivador y como experto en el arte de la comunicación como lo han sido Vicente Fox Quesada y Andrés Manuel López Obrador.
Con promesas incumplidas, con fallidos gobiernos, con retrocesos en varios sentidos, pero los dos mencionados lograron cabalgar dentro de sus periodos gubernamentales (el de López Obrador está por concluir), manteniendo popularidad y esperanzas de que cumplirán con sus ofertas de campaña.
Cercano el término del mandato presidencial del tabasqueño, no se avizora a ninguno de los aspirantes con el don de la palabra y del convencimiento que han tenido Fox Quesada y López Obrador.
Descubiertos ya los nombres de los aspirantes, hasta el momento ninguno de ellos parece tener los elementos para mover al electorado o provocar la catarsis que se requiere para hacer que el proceso electoral del 2024 sea uno de los más concurridos de la historia de México.
Las tres “corcholatas” de Morena (Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López) no son precisamente ese cúmulo de virtudes con que cuenta un orador, aunque sí tienen preparación política para enfrentar un debate y poder hacer un eventual buen gobierno.
Entre los ocho priistas hay figuras que han destacado en el pasado, aunque no se trate de caras nuevas, situación de la que se salvan, relativamente, algunos de los todavía gobernadores de ese partido.
Es cierto que Beatriz Paredes es una magnífica oradora y hasta enjundiosa, pero su discurso huele rancio, anclado en el pasado, Claudia Ruiz trae muchas ganas, pero su paso por la administración pública ha sido opaco. José Ángel Gurría cuenta con muchos recursos, pero para unos electores tan jóvenes como lo serán en su mayoría los del 24 su pasado no les dice nada y su edad puede ser un obstáculo para empatar con ellos.
Alejandro Murat suena un poco anclado en su hábitat oaxaqueño y muy reducido espacio. Enrique de la Madrid requiere de perder la rigidez con que se desenvuelve y dar paso a una mayor desenvoltura. Idelfonso Guajardo, trae formación, pero carece de atractivo electoral. Miguel Ángel Riquelme y Esteban Villegas están haciendo su incursión en las ligas mayores de la política.
Los panistas Santiago Creel, Mauricio Vila y Juan Carlos Romero, no parecen ser buenas piezas como candidatos; Mauricio Kuri todavía no se deja ver en ese terreno y Ricardo Anaya se encuentra fuera del territorio nacional. Maru Campos se encuentra en etapa de prueba como Kuri.
Un aspirante que no se decide a serlo es Luis Donaldo Colosio Riojas, quien despierta entusiasmo entre ciertos sectores del electorado, aunque no se le ve listo para el debate, ni se le aprecia grandilocuencia como orador.
Veremos cómo se comportan en un futuro próximo, para saber cuál de ellos puede impactar en el electorado.