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°CIván Soto 7 junio, 2022 | Hace 2 años
El pasado domingo los duranguenses decidieron dar un voto de confianza -y con amplio margen de legitimidad- a Esteban Villegas Villarreal. El priista, en su segundo intento consecutivo será quien encabece los destinos del gobierno estatal a partir del próximo 15 de septiembre.
VIllegas encabezó una campaña casi sin errores. Pero, desde varios años antes construyó pacientemente su nominación, al grado que en la víspera enamoró a priistas, panistas y perredistas, al grado que lo adoptaron y apoyaron como si fuera un candidato emanado de sus filas.
A partir del 24 de diciembre del año pasado, Esteban tuvo claro que su contrincante más fuerte sería la morenista y ex priista Marina Vitela Rodríguez. Todavía él no estaba muy firme en la boleta, pero ya sabía contra quién competiría en caso de lograr su postulación, la cual se oficializó un mes después, en enero de este año.
Tuve la oportunidad de entrevistarlos a ambos en precampaña y durante la campaña en algunas ocasiones. Me dio tranquilidad escuchar y ver a dos personajes que reiteradamente dijeron buscar la gubernatura para ayudarle a Durango a salir del bucle depresivo en el que la entidad se encuentra.
Sin embargo, como en toda contienda, siempre hay una campaña que gana y las demás que no lo lograron. Y es en este momento en el que nos encontramos desde la noche del domingo 5 de junio, con tan clara definición que no hay una pizca de duda sobre quién tuvo las preferencias el día decisivo.
Creo haber percibido a dos personas que actúan de buena fe, con ganas de aportar a Durango su experiencia, visión y relaciones para demostrar que es esa su prioridad, y no solo alcanzar el poder para alimentar a sus intereses personales, partidistas o de grupo.
Por eso, lo más sensato es que Marina Vitela reconozca lo antes posible su derrota y, por ende, que admita la decisión de las mayorías a favor de Esteban Villegas para que sea el próximo Gobernador de Durango.
Demostrar que Durango está por encima de todo, puntualizar que Durango fue y es su prioridad en esta contienda, requiere forzosamente admitir el veredicto de la gente en las urnas, interpretarlo con calma y asumir la nueva realidad post-electoral que se avecina.
Si Durango es la prioridad de Esteban Villegas, éste debe evitar al máximo las ganas de revancha que seguramente él y muchos de su equipo deben traer guardadas. Y no es para menos, han sido seis años en la banca política y muchos sacrificios que devienen de una derrota.
Durango necesita unidad y trabajo, y ese panorama no solo lo construyen ganadores y derrotados, sino todos los sectores sociales y productivos de un estado que nos necesita juntos, de otra forma estaremos destinados a enfrascarnos en peleas eternas que nos harán perder más el tiempo.
Si Esteban se lo propone, puede lograr que en la práctica juzguemos su trabajo y valoremos su nominación gracias a los resultados y a las actitudes que se asuman desde el poder.
Si Marina se serena, podrá rehacerse al encabezar una oposición local razonada y constructiva, con ganas de ayudar con los aliados nacionales que seguramente seguirá teniendo, pues eso no la hará ver débil sino inteligente y congruente.
Y si Durango era y es la prioridad de sus acciones en política, pues demuéstrenlo. Así de simple, así de sencillo.
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