RAMÓN ZURITA SAHAGÚN 19 julio, 2022 | Hace 2 años
Son muchos los años en que la ciudadanía mexicana recibe los mensajes enviados desde el gobierno o manifestado por los políticos con ciertas dudas y desconfianza.
Lo hace así porque desde tiempos inmemoriales los mensajeros no han generado la confianza suficiente para creer como ciertos los dichos y decires de las autoridades.
Así ha sido y se mantiene vigente sin que desaparezca la sospecha y el recelo de algunos actos de gobierno o informaciones provenientes de ese círculo.
Sucedió nuevamente con la detención de Rafael Caro Quintero, uno de los personajes más buscados por la justicia mexicana y por el que las autoridades de Estados Unidos ofrecían 20 millones de dólares por su detención.
Caro Quintero ha sido uno de los delincuentes que mayor interés ha recibido por parte de la población, la que, en algunos casos, lo cataloga dentro de una leyenda romántica por algunos pasajes de su historia.
Vinculado a la siembra y cosecha de mariguana, como él mismo lo ha reconocido, Caro Quintero llamó la atención por su desparpajo para entrar en la élite de los pudientes en Jalisco, entidad en la que finó su imperio.
Fue responsabilizado del asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar y el piloto Alfredo Zavala Avelar, aunque ya se había filtrado su nombre unos meses antes por el decomiso del rancho El Búfalo, situado en Chihuahua, en que se sembraban mil hectáreas de mariguana.
Sabedor de que lo buscaba la justicia, Rafael aprovechó el romance que mantenía con Sara Cossío, una jovencita de la sociedad tapatía, lo que significó su perdición, ya que esta era hija de un hermano del entonces secretario de Gobierno del Distrito Federal, Guillermo Cossío Vidaurri, quien tres años más tarde sería gobernador de Jalisco.
La relación política de la familia de Sarita fue el acicate para buscar por cielo, mar y tierra a Caro Quintero, quien fue localizado en Costa Rica y extraditado a México, donde pasó 28 años en prisión. Y es aquí que viene lo interesante de este caso, ya que comienzan a surgir versiones sobre la forma en que él logró salir de prisión y su “socio” Ernesto Carrillo Fonseca no pudo, con todo y que rebasaba los 70 años y tenía derecho a prisión domiciliaria por edad y condiciones de salud.
A poco tiempo de ser liberado Caro Quintero surgieron denuncias que pedían su detención, entre ellas la del gobierno estadounidense, país en el que lo culpan del asesinato de Camarena Salazar.
Transcurrieron nueve años desde su liberación a su nueva aprehensión, conseguida en forma peliculesca, ya que por medio del olfato de un perro lo detectaron y se logró su detención.
Claro que detrás de esto existió un operativo de la Marina y por esas coincidencias de la vida, uno de los tres helicópteros que participó en esa búsqueda con 15 elementos a bordo cayó al suelo y perecieron 14 elementos militares.
Lo curioso de esto es que, según el gobierno, son simples coincidencias. Otra duda se genera en las actividades de Caro Quintero quien fue tan difícil de ubicar por las autoridades, pero hace unos pocos años, la periodista Anabel Hernández lo hizo y platicó con él y durante la charla, Rafael reconoció que traficó con mariguana en el pasado, pero que a raíz de su salida de la cárcel se alejó del narcotráfico.
La captura de Caro Quintero fue festejada por la DEA, agencia que reconoce su cooperación en el operativo, mientras el gobierno mexicano lo niega.
Ahora aparece por ahí una historia en la que se sostiene que quien coadyuvó a la liberación anticipada de Caro Quintero fue el entonces gobernador de Jalisco, Jorge Aristóteles Sandoval, quien por otra extraña coincidencia fue ejecutado en Puerto Vallarta hace un par de años.
Por eso hablamos al principio que este embrollo que debería significar un logro de las autoridades mexicanas dejó sembradas más dudas que realidades.
La razón, las autoridades no generan la confianza necesaria para creer en sus versiones, sin provocar sospechas de todo tipo.